capítulo veintidos; lesson

7.8K 977 475
                                    


El timbre sonó bajo el tacto de Suga, y bastaron tan sólo segundos para que la puerta se abriera de par en par.

- Buenas tardes, señora Park.

El peliverde sonrió amablemente al hablar, haciendo que la mujer frente a él pasara de estar shockeada a plenamente intrigada.

- Tú debes ser Suga. -Exclamó la mujer, sonriente. El mayor asintió.

- Sí, vine a ayudar a Jiminnie con matemáticas. -Con las manos en los bolsillos, Suga se encogió de hombros.- Si no le molesta..

- Ah, ¡claro! Pasa, por favor. Pasa. -Ella se hizo a un lado, y Suga simplemente se adentró a la cálida casa.

La mujer inevitablemente analizó a Suga.
La estatura alta, el cabello verde, la chaqueta de cuero, los jeans rotos y los borcegos no tan limpios le habían llamado la atención.
De hecho, hasta creyó ver un tatuaje cuando el más alto se quitó el abrigo.

Sin más, ella se decidió a no prejuzgar a los amigos de su hijo, limitándose a llamar al mismo.

- ¡Jimin! Baja, cariño. ¡Suga está aquí!

La mujer emitió en voz alta una vez que se dirigió a la cocina, tomando amablemente el abrigo de Suga para colgarlo.

- Vendrá en un minuto. -Anticipó, y el peliverde sólo asintió.

Tardaron tan sólo segundos para que un apresurado Jimin bajara los peldaños de a saltos.
Sus oscuras orejas felinas apenas se veían entre su alborotado y rubio cabello, haciendo reír a quien lo esperaba allí, en el living.

El menor simplemente corrió a abrazar al más alto, quien lo recibió entre sus brazos.

Su madre vió atentamente cómo su hijo se ruborizaba frente aquel de cabello verde, apenas disgustándose.

- Luces bien, Jiminnie. -La voz ronca de Suga emitió esta vez, justo cuando divisó el sweater color beige que reconfortaba al menor.

- G-Gracias. -Jimin sonrió.- ¿Podemos comenzar ya?

Suga asintió, dirigiéndose a las escaleras.
Sin embargo, aquella pequeña mano lo frenó.

- Mamá.. -El menor buscó a su madre con la mirada, y al encontrarla, continuó.- ¿Podemos subir a mi habitación?

La mujer dudó unos segundos.
Resignada, asintió y le dedicó una cálida sonrisa a quienes la observaban expectante, antes de seguir lavando los trastes.

- ¡Gracias, mamá!

El grito del menor fue lo último que se oyó antes de que subiera los peldaños hacia su habitación, con Suga detrás.

El peliverde se distrajo al inconscientemente subir las escaleras con el trasero de Jimin precisamente ante sus ojos.
Suga bajó la mirada a sus pies, y siguió a Jimin hasta aquella habitación en la que ya había estado una vez.

- Lo siento. -El menor rió, sentándose en su propia cama.- Mamá es algo..

- Está bien.

Sin más, Suga se acomodó en la silla movible siguiente al escritorio.
El peliverde repasó toda la habitación con su mirada atenta, divisando todos los adornos y atrapasueños que colgaban del techo, o de las cortinas.

- ¿Tienes los apuntes que hemos hecho en clase? -El peliverde preguntó, desviando su mirada enternecida a Jimin.

El menor tan sólo asintió, y rápidamente se puso a buscar entre los papeles sueltos de su mochila.
Finalmente, sacó algunas fotocopias de la misma, un par de hojas garabateadas, y una birome.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora