capítulo treinta y seis; final consent

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— Entonces.. Min Suga.

— Min.. Yoongi, señora. –El peliverde sonrió.– Puede llamarme Yoongi.

La cafetería en la que la madre y el casi novio de Jimin yacían, estaba medianamente vacía. La charla que concluiría en un trato por la tenencia ambos hermanos recién comenzaba.

— Oh.. bien. –La mujer le dió un sorbo a su café y, con sus manos entrelazadas, continuó.– ¿Puedes.. hablarme un poco de tí? Dónde vives, cómo vives, qué planeas para tu futuro..

— Bueno, yo.. vivo solo, a tan sólo unas diez cuadras de su casa. Me mantengo a base de sustentos familiares y he estado los últimos meses rindiendo las asignaturas pendientes de mi bachiller, así puedo comenzar a estudiar. Y.. una vez que comience a estudiar, probablemente tenga un nuevo ingreso, más que nada de la empresa de mi padre. –Suga aclaró su garganta cuando sostuvo la mirada de la mujer, con suma atención.– Sé que sólo Jimin vivirá conmigo. Pero de todos modos, Taehyung y él son inseparables: es probable que más de una vez, ambos permanezcan en mi casa.

— ¿Qué hay de ese.. Hoseok?

— Es uno de mis mejores amigos. Trabaja, estudia, y aspira a una futura licenciatura en abogacía. –Suga se encogió de hombros, aprovando la vida de su propio amigo.– No vive mal, se mantiene con el dinero que su padre le deposita y el de su salario.

— ¿Y él es.. novio de Taehyung?

Ante la pregunta, Suga respiró profundo, buscando las mil maneras de no ser mal interpretado.

— Mire, personalmente.. yo proyecto mucho tiempo con Jimin. No sé si sabe pero, él y yo no somos novios todavía. Taehyung y Hoseok tampoco lo son. –La mujer se extrañó al oír lo que desconocía.– Así y todo, quiero que sepa que, pase lo que pase entre nosotros, no hay manera de que mi amigo y yo seamos capaces de echarlos o.. no lo sé, dejarlos a la deriva, mucho menos sabiendo que sus padres no están aquí.

— Suga, quiero que ésto sea un acuerdo y que de ninguna manera haya una intención lastimosa de parte tuya.

— Para nada. Jimin y su hermano son más grande de lo que parecen, sé que pueden cuidarse solo. –El dueño de la cabellera mentolada volvió a sorber de su café.– Hoseok y yo sólo le estamos un lugar donde permanecer este tiempo.

La mujer frente a él asintió, convencida. Su mirada aún permanecía baja en el poco café que restaba en la pequeña taza.

— Los voy a extrañar mucho.

— Lo sé. –Suga murmuró, apenado ante la decaída actitud de la mujer.– Usted tiene mi número y el de Hoseok. El día que sea, a la hora que sea y por la razón que sea.. me escribe y estaré a su disposición.

— Te agradezco mucho, ¿sabes? –Ella musitó, aclarando su propia voz al percibir cómo se debilitaba.– Yo.. veo que Jimin está muy bien a tu lado.

— Es mutuo. –Suga sonrió, y sostuvo la vidriosa mirada de la mujer, perdido en los rasgos idénticos que tenía con Jimin.

La tarde transcurrió rápido.
Igual de rápido que la semana que restaba para que la mamá de Jimin y Taehyung viajara a Busan.
E igual de rápido que los primeros días de convivencia entre Jimin y Suga.

— Hyuuung..

Los pequeños pies descalzos de quien despeinaba aquellas hebras rubias, se arrastraron por el pasillo que conducía al dormirorio.

— Hyung..

Volvió a susurrar, y la almohada que cargaba entre sus brazos fue sujeta con más fuerza. Sus rasgados ojos aún buscaban al mayor.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora