capítulo tres; stranger

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Monday, 07:06am

- ¿Estáis listos?

La mujer formuló la pregunta hacia los dos jóvenes adormilados que esperaban en la entrada de la casa.
Ambos asintieron, y salieron directamente a subirse al auto de su madre.
El instituto no quedaba tan lejos, no tanto. Pero los días que su madre podía, definitivamente los alcanzaría hasta allí.
Más que por ahorrarle el viaje, por simple placer.

- Y bien.. -Ella murmuró, conduciendo, en el vano intento de despertar a sus hijos con su habla.- ¿Cómo os fue en la fiesta de anteanoche?

Taehyung bostezó al recordar aquella resaca, y Jimin se removió en su lugar cuando recordó que había arrastrado un asunto pendiente de la última fiesta.

- Tranquilo. -El mayor de ambos habló, y rascó una de sus orejas por debajo de su gorro.- Nada fuera de lo normal. Estuvieron los de la promo nueva y.. oh, ¿sabes? Jimin consiguió novio.

La mujer frunció el entrecejo y Jimin se tensó, confundido.

- ¿Cómo? -Fue su voz aseñorada y simpática la cual distrajo a Jimin del pánico.- ¿Eso es verdad, Minnie?

- N-No, mamá.. -Él susurró, pero sus mejillas le desmintieron todo lo dicho.

Su madre no dijo nada más, y su hermano se durmió.
El viaje fue tranquilo para ambos, pero Jimin aún estaba tenso.

Porque no había contestado los mensajes más que con un hola, y porque había recordado que estaba yendo directamente a verse con aquel Suga.

Los nervios comenzaron a hacerlo transpirar cuando llegaron; el auto se estacionó, y su mirada se hipnotizó en los cientos de alumnos que asistían.

- Jimin. -Su madre murmuró, a su lado.- Puedes bajar.

- Oh. -Respondió, sujetando su mochila y disponiéndose a irse.- S-sí.

- ¿Estás bien?

- Sí, claro. Te veré luego, mamá.

Rápidamente corrió desde el auto, y en su afán de salir rápidamente de allí, Jimin comenzó a esquivar jóvenes.

Por alguna razón necesitaba entrar a clases o encontrar a alguien conocido. Cualquiera de las dos opciones estaba bien antes que andar solo, dando vueltas por allí.

Jimin aún corría cuando atinó a subir las pequeñas escaleras de entrada, y ni siquiera alcanzó a subir un sólo peldaño cuando su sentido de coordinación falló.
El menor pisó su propio pie, y lo próximo que sintió fue un ardor en las manos, acompañado de la sensación horrible de las miradas sobre él.
Aún estaba de frente al suelo; sus rodillas raspadas lo paralizaron y pudo ver cómo a su alrededor, la gente corría para divisar bien su postura post-caída.

Una suave risa, no del todo molesta, se oyó en la gente, y Jimin entendió.
Qué va, si todas las caídas son graciosas.

Cuando quiso ponerse de pie, las palmas de sus manos ardieron y se frenó por instinto antes de que un fuerte agarre lo impulsara hacia arriba.

Fácilmente Jimin consiguió ponerse de pie, pero cuando levantó la mirada para agradecer la ayuda.. se inmovilizó.

- No hay nada que mirar aquí, podéis llevar vuestros preciosos traseros a clases de una vez por todas.

Era Suga, el peliverde que tan inconfundible se marcaba.
El mayor estaba solo, a un lado de Jimin, y automáticamente le dedicó su atención cuando toda la masa de adolescentes volvió a caminar, como si nada.

- Ven, tienes una rodilla sangrando. -El tal Suga murmuró, y sujetó la muñeca del menor cuando lo hizo caminar detrás de él.

Por supuesto que ignoró toda contraposición de Jimin hasta llegar a la enfermería.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora