capítulo veintiseis; an issue

7.2K 941 713
                                    


— Hyung.

— ¿Mh?

— Lo extraño.

— Ya vendrá.. sé paciente, Jiminnie.

— Pero lo extraño.

Los cabellos rubios del menor apuntaban hacia el suelo cuando bajó la mirada, testigo de una angustia que él mismo desconocía.
Llevaban una hora ahí, y no había rastro de que la espera fuera a cambiar.

Por lo cual, Taehyung simplemente tomó su móvil y marcó aquel celular.
Sin embargo, el tono de espera sonó varias veces y no hubo respuesta de parte del peliverde por el que esperaban.

Jimin tragó el nudo de su garganta cuando jugó con sus manos, con la mirada fija en ellas.
No le había molestado haber pasado dos horas arreglándose, y estaba contento de haber usado su perfume favorito para ello.
Pero le dolía que todo aquello, fuera para nada.

— No va a venir, Tae. –Susurró, y tomó la mano de su hermano cuando se dispuso a salir de aquel estacionamiento.– Vámonos.

El castaño siguió al menor, confundido.
¿Cómo era que en días, Suga no había aparecido? No contestaba llamadas, y ni siquiera asistía al Instituto.
Taehyung se autoconvencía de que no había utilizado a su hermano como un simple polvo. Era lo que más temía, y era la única idea que divagaba en su cabeza.

Sin otra opción, ambos subieron a aquel auto, dispuestos a conducir a casa.
Jimin, por su parte, mantuvo el mismo triste silencio que ocupaba desde que habían llegado.
Lo echaba de menos, y lo estaba sobrepasando.

El viaje fue corto, pero fue suficiente como para que las lágrimas de Jimin comenzaran a resbalarse de sus pequeños ojos.
Su hermano mayor condujo en silencio, pues, no podía hacer mucho al respecto.

Sin embargo, una vez en casa, sólo Jimin entró a la misma.
Taehyung permaneció en el auto, y una vil idea fluyó en su mente.

Así como se detuvo, volvió a encender el motor y aceleró, sabiendo su destino.
Sabía dónde iba, sabía dónde vivía Suga, y no le costaría tirarle la puerta abajo por considerarlo un simple cobarde.

Las ruedas comenzaron a resbalar en el pavimento con más velocidad de la normal. Taehyung permanecía tranquilo, refugiado bajo su beanie y la lámina de paciencia inmensa que sólo existía por su hermano menor.

Y era una lástima que, esa misma lámina, estuviera a punto de romperse.

Bajó del auto y ágilmente se encaminó hacia aquel familiar porche, sin tardar demasiado en golpear sus nudillos contra la puerta protagonista.

Sin embargo, a diferencia de como hubiera deseado, la puerta tardó tan sólo segundos en abrirse.

Y ahí estaba.
El mismísimo Suga lo observaba de pie, con el semblante fruncido y la postura cómoda de siempre. Su pelo mentolado apuntaba hacia cualquier dirección, contrastando con aquella vestimenta negra tan característica de él. Estaba descalzo, y un cigarro aguardaba entre sus dedos cuando finalmente, habló hacia el castaño frente a él.

— ¿Qué haces aquí?

Taehyung tragó saliva y ladeó su rostro, intentando reaccionar.

— Soy el hermano del niño que te follabas. ¿Quieres saber qué hago aquí?

— Pst. –Suga chasqueó la lengua, cuando apoyó su peso en el marco de la puerta.– Jimin no es un niño.

— Lo es. Y tú lo usaste.

— No lo usé, Taehyung, no vengas aquí a acusarme de cosas que ni puta idea.

— ¿Por qué desapareciste? –Taehyung cuestionó, y sus brazos se volvieron a cruzar.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora