capítulo veintisiete; fight for

6.6K 903 73
                                    

— Jimin.

La reacción nula permanecía en el níveo rostro del menor, aún cuando la voz de Taehyung se oía fuerte y clara.

— Jiminnie.. despiértate.

— Uh.. –Aquel monosílabo se resbaló de los labios dormidos del pequeño, aún cuando ni siquiera había abierto los ojos.– L-Lo siento.. me dormí.

Sin más, las pequeñas manos de Jimin lo sostuvieron cuando se puso de pie, alejándose de aquel sofá, y siguiendo a su hermano mayor hasta el living. Pues, la hora de la cena había llegado, su mamá no estaba, y el más bajo de ambos sólo atinó a comer para olvidar aquella sensación de lágrimas secas en sus mejillas.

Ambos tomaron lugar sobre la iluminada mesa.
Cada par de orejas puntiagudas sombreaba el humeante plato de ferviente ramen de cada uno.

Taehyung comenzó a comer cuando notó algo raro en Jimin.

— ¿Sigues mal por lo de hoy? –El mayor habló, para luego tragar el bocado en su cavidad.– Se le habrá hecho tarde o algo, Jiminnie.

El menor tragó saliva, asintiendo. Ni una palabra salió de su boca; en su lugar, un bocado de fideos entró.
Desafortunadamente, la actuación de Taehyung se desmoronó cuando supo que no era sólo eso lo que le ocurría a su hermano menor.

— ¿Jiminnie?

— ¿Qué? –Fue su respuesta, entonándose en un suave susurro que ni siquiera fue acompañado de una mirada.

— Dime qué pasó.

Jimin dejó sus palillos, tragó y suspiró. Sabía que no podía ocultárselo, pues no sabía mentir.

— F-Fui.. a su casa.

El par de utencillos de madera que los largos dedos de Taehyung sostenían, cayó sobre la mesa, cuando su semblante fruncido se preocupó sobre la imagen angustiada de su hermano.

— ¿Quién te dió permiso para hacer tal estupidez? –Replicó, provocando la atención de Jimin.

— ¿Lo.. sabías? –El menor cuestionó, con la comida atragantada y los labios entreabiertos.– Si dices que es.. una e-estupidez, es porq-que lo sabías..

— Soy mayor que tú. –Taehyung espetó.– A mí me tienes que pedir permiso para salir o no, pues si te ocurre algo, el que va a cobr..

— Tú lo sabías, Tae..

El tono herido en el que Jimin hiló las palabras, frenó a Taehyung.

— Fui minutos antes que tú. –Comentó el mayor, resignado.– Aunque te lo hubiera dicho, no podría haberlo evitado.

— Estaba d-desnuda, Tae.

Jimin quebró en llanto cuando el nombre de su hermano mayor fue pronunciado. Por lo cual, Taehyung no tardó en ponerse de pie, casi corriendo a abrazar a su hermano menor.

Y así, de esa manera, la correntada de lágrimas incesantes que provenían de los ojos de Jimin, se profundizaron en el sweater de su hermano.

La cena fue difícil de concluir, pero no tanto como lo fue para Suga.

El peliverde reposó por décima vez su espalda en el sofá, resignado ante tantos intentos fallidos por comer.

Sin otra opción, tomó su móvil, y no tardó demasiado en marcar al mismo número de confianza.

— ¿Mande?

— Ya no sé qué hacer. Necesito saber cómo está.

El suspiro del otro lado de la línea tomó lugar.

Suga, la has cagado..

— Pero, necesito decirle qué pasó. Necesito explicarte, Hoseok.

— Es un niño. ¿Cómo planeas hacerle entender que tus polvos no tienen sentimiento alguno de por medio, y encima esperar que él comprenda que lo quieres?

— No ha sido lo mismo con él.

No va a entenderlo.

— Pero estoy buscándolo.

No es suficiente, chaval. Debes hablar con Taehyung.

— ¿Por qué? –Suga replicó, sin entender.– Quiero a su hermano, no a él.

Usa la cabeza, madre mía. Jimin es um puto niño, y Taehyung es su mayor influencia. Si le explicas tu situación y lo idiota que eres, será todo más fácil.

Suga cerró sus ojos, fastidiado. Porque sabía que tenía razón.

— ¿Y no puedes hablar tú con él?

Suga.

— Eres su novio, Hoseok. Anda, qué te cuesta..

Ve, y háblale tú. Te mandaré el número de su casa para que no sepa que eres tú.

Suga suspiró, casi por octava vez en toda la charla.

— Vale. Gracias, Ho.

Suerte, ¿ah? Me llamas.

El fin de la llamada prosiguió con el sonido de notificación del móvil.
El número que había mandado Hoseok estaba a punto de ser marcado, teniendo como cómplice, los temblorosos dígitos de Suga.

El tono de espera sonó, y rogó incontables veces, porque quien atendiera no fuera Jimin.

Hola.

Se oyó, y fue acompañado por el suspiro aliviado del emisor.

— ¿Taehyung?

— ¿Quién habla?

— No cuelgues. Soy Suga, y necesito hablar contigo.

El silencio pulcro que invadió la línea, hizo que el peliverde entrara en pánico. Sin embargo, no duró demasiado.

Dame una razón por la que deba oírte.

— Jimin.

Una vez más, la escasez de palabras fue presente.
Suga oyó a la perfección cómo Taehyung suspiró. Acto seguido, aclaró su garganta y habló en un tono de voz más bajo del normal.

No puedo hablar aquí.

— Bukhansan, mañana. 8pm. ¿Está bien?

— ...Vale. Te veo, Suga.

— Gracias.

Y colgó.
La mirada perdida del peliverde recorrió la sala.

Su cabeza estaba saturándose, y la adrenalina de tener que pelear por algo que quería, lo asfixiaba.
Su piel estaba plasmada de la costumbre a obtener todo lo deseado. Así de fácil, así de rápido. Así de insulso.

Y aún así, ahí estaba. Solo, y cuestionándose el hecho de cómo un simple niño, había puesto su mundo de cabeza.

Más, de lo que ya estaba.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora