capítulo ocho; fear

9.6K 1.2K 253
                                    

Jimin

Apenas abrí mis ojos pude percibir la desconocida cama donde había descansado.
Mi cabeza, mis orejas, mi estómago y mis brazos dolían. Sentía que había estado tan tenso que, una vez que mi cuerpo se había relajado, todo el dolor había llegado de un sólo golpe.

Bajé mis pies, erizándome ante lo frío que estaba el suelo para buscar rápidamente el baño.

Sin más, abrí el grifo del mismo y me dispuse a tomar agua de allí. Tenía tanta sed que podría haberme secado ahí mismo.

- ¿Q-Qué haces, Jimin?..

Su voz ronca me descorcentó, haciendo que me sobresalte en mi lugar.
Cuando levanté la mirada, divisé cómo Suga me observaba extrañado desde el umbral de la puerta.
Me ruboricé instantáneamente tras alejarme del grifo y cerrarlo, divisando al mismo tiempo aquel vaso lleno de leche que sostenía el mayor.

- Lo siento, moría de sed. -Susurré, y oí su risa cuando lo ví tenderme aquel vaso.

No recuerdo cuántos segundos tardé pero estoy seguro de que vacié todo el contenido de un sólo trago.
Y, cuando devolví el vaso, reí inconscientemente ante el asombro de Suga, mientras limpiaba los rastros blanquecinos sobre mi labio superior.

- Ya veo.. -Murmuró, antes de continuar.- ¿Quieres otro?

- N-No, está bien.

Mi respuesta generó un silencio incómodo entre ambos.
Pues, en realidad sí quería otro. Mi boca estaba seca de nuevo y era capaz de beberme un galón de leche yo solito.

- ..¿Seguro? -Repreguntó, y su mirada se clavó en mí de reojo.

- Uh.. no, sí. Quiero otro.

Suga rió y su mano me hizo una seña para que lo siguiera.
Cohibído, pasé a su cocina y divisé aquella gran estructura; era enorme.

En silencio y, apoyado en una de las paredes, observé cómo el peliverde servía otro vaso.
Atentamente repasé su contextura; hombros anchos, piel pálida, espalda firme y ropa oscura. Muy.
Su remera era un azul que parecía más negro que el azul mismo. Sus jeans, mayormente rotos, también eran de un negro algo desgastado, aparentemente por el uso. Sus zapatillas eran blancas, pero la tierra en ellas las hacían lucir grises.
Su pelo era.. llamativo. El color menta era más fuerte en algunas hebras de cabello y su nuca estaba rapada hasta cierto punto que no se dejaba ver, gracias a que su pelo estaba encima.

La forma en que se volteó con dos vasos en mano me volvió a la realidad.
Y, una vez más, la leche me duró apenas segundos.

Suga bajó su vaso de yogurt bebible para verme extrañado, otra vez.

- ¿Cómo alguien tan pequeño como tú puede hacer tantos fondos blancos? -Su cuerpo se reposó en la mesada al hablar.

- ¿T-Tantos qué?

- Fondos blancos. -Susurró, dándole un nuevo trago a su vaso. Mi mirada desconcertada lo hizo continuar.- ¿No sabes lo que es?

- Nop. -Él sonrió.

- Eso que acabas de hacer es un fondo blanco.

- Oh.. -Entendí, ladeando mi cabeza.- ¿Tomarse todo de una?

- Claro. -Y asintió al reír.

Sonreí junto a él, y me paralicé un poco cuando su gesto amistoso se borró.
Su mirada estaba pausada sobre mí y puedo asegurar que me intimidó.

- Jimin, tienes..

Oí atentamente cómo iba a decir algo pero.. no terminó.
Sin embargo, en su lugar, Suga dejó el vaso sobre la mesada y bastó con diera dos pasos para estar apenas a centímetros de mí.
Alzó sus manos en mi dirección sin previo aviso, y temblé cuando acunó mi rostro entre sus finos dedos.
Sentí que mi cuerpo perdió fuerza cuando el mayor se ladeó, acercando su boca a la mía y, pasando, pausadamente, su lengua por sobre mi labio superior.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora