capítulo treinta; perceive

5.5K 674 188
                                    

— Buen.. día.

Suga abrió sus ojos ante el suave murmullo a su lado.

— Buen día, kitty.

Ambos mantuvieron silencio tan sólo unos segundos, asegurándose de que Taehyung y su madre no estén presentes.
Y así fue como una inmensa sonrisa matutina ocupó los labios del menor, segundos antes de encimarse al cuerpo que a su lado descansaba. Enredó sus dedos en el cuello ajeno, y suspendió sus labios sobre los del mayor, sin llegar a consumar beso alguno.

— Estamos solos.

— Eso creo. –Suga sonrió, perdido en las particulares pupilas de Jimin.– ¿Algún plan para el día de hoy?

El menor estuvo a punto de contestar, pero el rubor le consumió las mejillas y la aceleración de sus propios latidos lo entorpeció, todo gracias al simple contacto que las manos del mayor ejercieron al deslizarse por las curvas de Jimin.

— Uh.. c-creo que.. podríamos ir por un licuado. O un ice tea, quizás... –El menor dudó.– Un helado.. o chuches.

— No tienes que elegir. –Suga sonrió.– Te invito lo que desees. Todo eso y más.

Jimin mordisqueó su labio inferior y robó un beso corto, rápido del ajeno.
Acto seguido, no tardó en ponerse de pie y prácticamente brincar al guadarropas. Buscó prendas adecuadas para el soleado día, revolvió entre musculosas y shorts, y logró simular un caos de ropa en la pequeña habitación, en tan sólo segundos.

Mientras tanto, Suga aún permanecía idiotizado. Con el torso al desnudo y cómodo en la cama que riesgosamente había compartido con Jimin, divisó a éste último de arriba a abajo, escaneándolo, sonriendo al percibir el movimiento hipnótica de aquella fina cola que tanta ternura le causaba. Sus muslos firmes permanecían sujetados por aquel short negro que usaba para dormir. La sudadera, teñida de un blanco desgastado, marcaba a la perfección su fina espalda. Creyó y reafirmó a sí mismo cuán increíbles eran los rasgos corporales del menor.

— ¿Qué tal ésto?

Musitó Jimin, y lo bajó a la realidad de un sólo golpe a quien fijo lo observaba. En su mano diestra, sostenía una sencilla camisa bordó, mientras que con la zurda enseñaba la bermuda color negra que tanto le gustaba.

— Todo te queda bien a tí.

Jimin puchereó. Sin embargo, asintió y comenzó a vestirse.
Suga no se quedó atrás; un jean y una sudadera negra fue lo que escogió para aquel día.

Sin más, ambos tardaron algunos pocos minutos en salir del hotel. La mamá de Jimin les habría avisado que con su hermano habían ido de compras, que volverían por la tarde y ya se marcharían. La ruta es conveniente agarrarla de día, pero la mañana siguiente la mujer debía trabajar.

Suga y Jimin recorrieron las calles en compañía de sus gps, distraídamente sujetos de la mano, buscando el mejor lugar para tomar algo refrescante.

— L-Los colores oscuros no son.. para el verano, hyung.. –Jimin susurró, agitando un poco el cuello de su camisa.

— Tienes razón. –Suga sonrió, enternecido, y tironeó de la mano del menor para detenerse en una sombra.– Tómate un rato para decidir dónde ir. Estamos caminando hace un buen rato bajo el sol.

Jimin se distrajo rápidamente en las heladerías que había a su alrededor.
Pero algo mantuvo a Suga lo suficientemente despierto como para notar que no estaban del todo solos en aquella sombra proveniente del árbol en el que descansaban.

— ¿Tu novio es un gato?

La frase tensó las facciones del mayor, más aún cuando vió cómo el menor se paralizó.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora