capítulo veintitres; pain or pleasure

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El timbre que dejó salir a los alumnos de sus respectivas aulas resonó en todo el Instituto.
Suga arrastró sus pies entre los centenares de adolescentes que se distribuían entre la cafetería y el buffet de comida rápida, buscando con su mirada a su grupo de amigos.

Sin embargo, en su lugar, encontró algo mejor.

El peliverde comenzó a caminar en dirección al pequeño niño encapuchado que solitariamente jugaba con una lata de Sprite entre sus manos.

Una vez se sentó a su lado, Suga apretó los labios en una sonrisa tras ver el rostro curioso de Jimin.

- Hola, precioso.

Jimin apenas sonrió.
Extrañado, Suga ladeó su rostro al ver cómo la mirada del menor lentamente se depositó en el suelo.

- ¿Por qué estás solo? -Insistió el mayor, frunciendo el entrecejo ante la actitud poco común del más bajo.

Sin embargo, no hubo necesidad de más palabras.
No cuando Suga pudo ver cómo una sutil lágrima se deslizaba por la mejilla del pelirubio.

Atónito, el mayor no supo hacer más que rodear a Jimin entre sus brazos y apresarlo a su pecho, sin siquiera saber por qué lloraba.
Bastaron sólo segundos para que Jimin quebrara en llanto, con los labios pegados al cuello de Suga y las manos fuertemente aferradas a la ropa del contrario.

El peliverde simplemente aguardó a que el menor dejara de llorar, y cuando percibió una leve calma, declinó apenas su rostro, sólo para intentar buscar la mirada de Jimin.

- ¿Por qué lloras, Jiminnie? -Susurró Suga, en un tono que sólo ellos dos podían oír. Jimin tardó varios segundos en responder.

- Mamá.. s-se enojó, ayer.. -El menor tartamudeó, refregando su rostro contra el cálido pecho de Suga.- Y.. me pegó.

El peliverde tragó saliva al oírlo.
Con el entrecejo fruncido, se alejó apenas centímetros de Jimin e inconscientemente buscó rastros de violencia en la imagen del menor.
Sin embargo, sólo encontró unos ojos húmedos y los labios temblorosos que no lograba calmar.

- ¿Dónde.. te pegó tu mamá, Jimin? -Suga se atrevió a preguntar.

Sin palabras de por medio, el menor extendió tímidamente sus manos a las del contrario.
Suga arremangó las enormes mangas que solían cubrir sus dedos, hasta dejar a la vista aquellas notorias marcas rojizas, conformadas por pequeños puntos de sangre estallados en la piel del dorso de su mano.

- ¿Por qué te hizo ésto? -Cuestionó el mayor, deslizando pacíficamente su dedo por sobre las marcas.

- Ella.. pensó que.. que nos est-tábamos besando. -Jimin tartamudeó, y rápidamente bajó la mirada cuando volvió a esconder sus pequeñas manos.

- ¿Y qué tiene de malo eso?

- M-Mamá no quiere.

Suga frunció el ceño. No podía creerlo.

- Jimin, tienes la edad suficiente para decidir.

- P-Pero ella dice.. que, que Tae y yo aún somos niños, y que no sabemos. Que debemos dejar que nos cuide porque sino.. nos lastimaremos.

- Sí, ya veo. -Suga bajó la mirada furiosa a las manos cubiertas de Jimin.- De todas formas, no tiene que pegarte.

- Es que.. quise agarrar mi móvil. -Jimin limpió su nariz, pausándose y secando sus propias mejillas.- Y ella me vió y..

- Ya. -Suga se pasó la mano por el cabello, corriéndolo hacia atrás.- ¿Y Taehyung?

- L-Le ha dicho que no era n-necesario todo ésto pero.. no lo escuchó.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora