capítulo veintiocho; pouring sugar

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Quiero que te calles, tengo la cabeza partida en dos.
Sólo me suena tu voz, sólo me suena tu voz.
Tú estás loca.. creo que se te ha ido, tú estás loca.
Paso de tu culo, tú estás loca.
No me llames más, que estás muy loca.

Chillándome en plena calle, te veo ya como un alíen.
Espero que no nos vea nadie, menuda vergüenza todo este desmadre.
Que no existe otra, estás insoportable.
Deja de mirarme el móvil y la tablet, me sacas de quicio, me sacas los males. Sólo pido ya, por favor, que te calles.

Me voy a mudar a una isla desierta, donde no pueda encontrarme.
A ver si me deja tranquilo, y deja ya de controlarme.
Salí de fiesta con un par de amigos, viniste a molestarme, decías que estaba mirando otro culo, que ibas a matarme..

— ¡Suga!

El impulso que quitó los auriculares de sus oídos, vino acompañado con un fuerte grito de su mejor amigo.

— Te estoy hablando, joder. Mínimamente podrías oírme. –Musitó Hoseok, con sus brazos cruzados y el joystick en una de sus manos, mientras su espalda se sostenía en el respaldar de aquella silla.

El peliverde se erguió de su cama, entre suspiros fastidiosos y movimientos de pura pereza.

— Ya, lo siento. Me decías..

— Te decía que Taehyung me ha dicho que lo citaste para hablar, en el parque. –Continuó el menor de ambos, recibiendo tan sólo un asentimiento del ajeno.– ¿Qué planeas decirle?

— Creo que.. Taehyung es más grande y sabrá entender que nada me pasa con Sumin. –El peliverde hizo una pausa, meditando sus palabras.– Estoy colado por su hermano, y necesito hacérselo entender.

— De todas formas, no querrá que un tipo que folla sin sentir nada esté con su hermano menor.

— Pues, me da sumamente igual lo que él quiera. –Suga sonrió, poniéndose de pie en un fácil impulso.– Espero que lo entendáis de una vez.

Hoseok suspiró cuando su amigo pasó de él, dando por concluída la conversación.
Lo siguió, y observó cómo el peliverde tomaba su abrigo y sus pertenencias, encarando hacia las afueras del departamento.

Suga tanteó el pastizal con las suelas de sus zapatillas cuando comenzó a caminar. El tenue sol en su nuca, y la brisa fresca de la temporada lo impulsaban a tomar coraje para lo que tendría que confesar.
Tras varios minutos de tararear canciones mientras consumía poco a poco su atado de Marlboro, el peliverde supo divisar aquella tan particular vivienda.
En el camino a ella, rogó que quien lo atendiera no fuera precisamente Jimin; pues, no era a quien estaba buscando en ese instante.

Sus nudillos tocaron el roble fino de la madera, y tardó tan sólo segundos en lograr ver quién lo recibía.

— ..Suga.

— Taehyung. –Sonrió, y dejó caer el cigarrillo al húmedo césped.

— Creí que nos encontraríamos en..

— Preferí pasarte a buscar. –Interrumpió, tras encogerse de hombros con suma irrelevancia.– Si no te importa.

Taehyung suspiró, con los cabellos lacios alborotándose en su frente, el par de orejas direccionándose para lados diferentes, y su ropa tan característicamente holgada.

— Vale. –Asintió el menor, y picó su nariz cuando continuó.– Dame un minuto. Le diré a Jimin que ya vengo.

Suga asintió tras divisar cómo el adverso desaparecía en su propia casa. Intrigado, levantó la mirada a la ventana propia de la habitación de Jimin, preguntándose qué estaría haciendo. Qué estaría pensando, o con qué estaría divirtiéndose.

doux | pjm+mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora