El herrero

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Nuevo capítulo :D

           

Capítulo 4

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"El herrero"

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"Esto es Berk, el mejor secreto guardado de... ¡de todas partes!, ¿qué hace más especial a este montículo de piedras mojadas a otro montículo de piedras mojadas? Es lo que quisiera saber..."

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— ¡Hiccup!

Un soñador muchacho de cabello castaño se sobresaltó de su lugar con el grito de un hombre robusto de cabello y bigote rubio al cual le faltaba algunos miembros de su cuerpo, al igual que a él.

—¿Otra vez hablando solo?

—Se le llama "pensar" Gobber, algo que sé que no se da mucho por aquí.

Explicó el llamado Hiccup corriendo por toda la forja con un pedido de espadas que se supone debería de estar afilando.

—Pues deberías de pensar en cómo acabar ese pedido ¿por qué adivina quién llegó?

Acto seguido, el llamado Gobber abrió las ventanas de madera mostrando a unos fieros vikingos que esperaban por sus armas.

—¡Dioses Gobber cierra eso!

—Demasiado tarde pescadito. —rio el burlón herrero maestro, cuando toda su clientela  se adelantó a la ventanilla como una manada de yaks hambrientos.

Fue una mala tarde para el joven herrero.

Después de afilar, dar miles de explicaciones, recibir amenazas de muerte de todas las formas posibles y contentar a la clientela con descuentos, el herrero se permitió descansar de todo ese ajetreado trabajo.

—Por los dioses, ¿por qué los soldados y cazadores no podrán mantener sus espadas y hachas afiladas al menos una semana? —se quejó dándose un masaje en los hombros.

—Son soldados, tú lo has dicho. —respondió su maestro pasándole un tarro con hidromiel. —Destruir está en su naturaleza

—Debería haber más que eso, debería haber algo más para...

—¿Ti? Pudiste ser parte de su grupo.

— ¿Con esto? —mostró Hiccup la prótesis en su pierna izquierda.

Su maestro se contuvo de opinar, pues él estaba en la misma situación, cuando fue catalogado como loco después de que contó que por causa de un monstruo extraño había perdido sus extremidades cuando había ido a pescar.

—Deberías estar alegre de que al menos el jefe Drago nos concedió esta forja para ganarnos la vida. Pensé que después de la muerte de tu padre se la daría a alguien más.

— ¡Pero yo no quiero está vida! Y tampoco ser una soldado o cazador... quiero... quiero...más que está vida provincial.

—¿Cómo qué? —preguntó Gobber tomando su bebida, su alumno parecía tan inspirado que incluso pensó que podría convertir el momento en una especie de musical, pero en lugar de eso el muchacho sólo dio una largo suspiro.

—No sé, salir de aquí... ver qué hay en el más allá.

—Interesante muchacho, pero mejor guárdate tus ideas para ti mismo, ya sabes qué aquí somos muy "provincianos". Tómame a mí como ejemplo.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora