El destino de la bestia Pt2

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Ya sé que dije que sería un solo capítulo, pero esto está quedando demasiado largo.

Espero les guste.

Capítulo 34

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El destino de la bestia Pt 2

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Transformación.

Después de organizarse y planificar una estrategia de ataque, se acordó que las hadas, parte de los trolls, gnomos y bebés dragones se quedarían en la habitación de las estatuas para resguardarse junto con estas, mientras que los dragones adultos, el lobo y la otra parte de los trolls se quedarían en el campo de batalla.

Dándole prioridad a los bebés, los dragones se apresuraron en ir por sus hijos a la guardería dragón para llevarlos al santuario, el lugar rápidamente quedó abandonado dejando consigo una sensación de soledad, especialmente para la nadder, que a pesar de saber que no encontraría ahí a su hijo fue al nido en el que este se solía quedar con los hijos de Hookfang.

Poppy, quien reposaba en su cabeza, la acompañaba en silencio, viendo con tristeza lo gris que ahora lucía la guardería, como si le hubieran arrebatado la vida, cuando vida fue lo que precisamente hizo a ese lugar especial.

—Como me gustaría que estuviera aquí, pero a la vez no...—se lamentó la dragona cabizbaja.

—Ya Stormfly, Pihc de seguro está bien. —la acarició la troll para confortarla.

—Eso espero, sin embargo, me hubiera gustado verlo para... para lo que fuera que pudiera pasar.

—¡No pienses así Stormfly! ¡Vamos a ganar! Tienes que mentalizarte en eso.

—Tú siempre tan positiva, Poppy. —rio la nadder.

—Alguien tiene que serlo mi estimada amiga. Así que deja esa melancolía atrás y vamos a ver qué más falta, y verás que cuando menos te lo esperes, todo volverá a ser como era antes o incluso mejor.

—Espero que así sea Poppy, realmente lo espero.

—Vas a ver que sí, ¡Así que arriba esos ánimos! —brincó Poppy en su cabeza—¡No nos rendiremos!

—¡No lo haremos! —canturreó Stormfly junto con ella, saliendo lentamente del lugar que había visto nacer a su hijo.

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En el santuario de las estatuas Lavander y Bo, se encontraban dando energéticas instrucciones a los bebés para que no chocaran con las estatuas; Sir Allard era el que guiaba a los bebés, mientas que Copper, otros trolls y gnomos se encargaban de que nadie se saliera de su fila.

Lejos de ellos, se encontraban la reina de las hadas y los padres de Bo viendo la maravillosa labor de sus hijos, y como no sabían lo que les deparaba el destino, acordaron que era momento de revelarles un secreto en el que coincidían extrañamente.

—¡Lavander/Bo! —llamaron al mismo tiempo.

Los nombrados rápidamente acudieron con ellos.

—¿Qué pasa mamá? ¿Faltan más bebés?

—No hija, pero hay algo importante que queremos decirles... a ambos. —miró al gnomo.

—Antes de que sea demasiado tarde. —terminó el padre de Bo tragando saliva.

—¿Ya empezamos con pesimismos? —cuestionó el hijo molesto.

—Eh... no, es sólo que...

—¡Mamá, Lavander! —se escuchó del otro extremo.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora