El herrero y la bestia

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Un día para la fiesta.

Ya era muy tarde en la isla, los organizadores estaban más apurados que nunca, faltaban solo algunos detalles para completar todo lo requerido para llevar a cabo la fiesta de cumpleaños más especial que nadie jamás había visto.

Poppy y Astrid se vieron en la necesidad de involucrar a más hadas, gnomos y trolls en su cometido, puesto faltaba quien preparara el banquete; sin embargo las criaturas rápidamente aceptaron y encantados se organizaron para tener los ingredientes listos y planificaron los movimientos que cada uno haría al día siguiente.

—Uff, que bueno que ya quitamos la comida de la lista de pendientes. —suspiró la bestia con alivio. —¿Qué más falta Poppy?

La pequeña organizadora rosada sacó una lista de entre su cabello y con un pequeño lápiz punteó todo lo que ya tenían preparado.

—¡Oh, por Amaru!

—¿Qué pasa?

—¡Creo que ya tenemos todo listo! —saltó la rosada muy emocionada.

—¿En serio? ¿No faltaba limpiar los balcones que están afuera del salón?

—No, los gnomos ya se encargaron de eso.

—Oh... ¿La velas que dijiste que faltaban?

—Arreglado por Hookfang y su moldeable gel de pesadilla.

—Oh... ¿Y qué hay de la comida?

—Astrid, eso lo acabamos de ver hace unos minutos con la reina de las hadas. Tranquila, te digo que ya está todo listo.

—Sí, pero...—desconfió la azulada. —Siento que algo más falta...

—Sí, probablemente que Hiccup se entere. —rio la rosada, pero Astrid bajó la cabeza totalmente avergonzada —Ya... calma, creo que lo único que hace falta es que ensayes por última vez la canción ¿no lo crees?

En ese momento la bestia se azuló más de la cuenta, esa canción la cantaba cada vez que podía y saber que tenía que cantarla al día siguiente la ponía ansiosa.

—¿Quieres ir? Para reunir a todos antes de que Toothless vuelva con Hiccup. —sugirió Poppy.

—Pero... ¿ya es muy tarde no? —preguntó esta aun apenada.

—Eso que importa... lo que importa es que vaya a salir bien y para eso debemos practicar ¡practicar! —exclamó la rosada dando saltitos.

—Está bien, está bien... solo que no te agites. Ve por los demás.

—¡Yuju!

Poppy saltó de la alegría y se dispuso a ir por Branch y los demás cuando de repente:

—¡Poppy, reina Astrid! —llamaron las gemelas a lo lejos.

—¡Satín, Seda! ¿qué pasa? —preguntó Poppy yendo con aquellas.

—Reina Astrid, Poppy... ya lo tenemos listo. —dijeron ambas al mismo tiempo.

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.

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En el cuarto de la torre más alta, la asombrada Astrid observaba asombrada su reflejo en su escudo/espejo; las gemelas trolls le habían hecho un elegante vestido color blanco que le llegaba hasta los talones, del pecho le habían hecho un ornamento de metal y por petición de Poppy le hicieron unas hombreras de metal con pequeños picos que parecían de dragón (pues debía combinar con el de Hiccup) y que ayudaban a cubrir la parte expuesta de su piel.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora