Díselo con una canción.

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Publicado: 23 de septiembre de 2018


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Los días más fríos se fueron alejando con el paso de las semanas, la nieve y el hielo que habían cubierto a las tierras y al agua se fueron derritiendo dándole oportunidad a los ríos fluir y a las plantas despertar al igual que a los animales y demás criaturas que vivían en la isla.

En el castillo, los pequeños dragones poco a poco también se empezaron a acostumbrar a los cambios que había en la naturaleza y con la ayuda de sus padres, las hadas, la reina y demás habitantes comenzaron su aprendizaje de cómo volar y a cómo valerse por sí mismo, aunque fueran muy pequeños.

Por el lado de Hiccup, después de haberse recuperado de la caída en el lago había regresado a sus habituales actividades: recolectar, reconstruir y ayudar en lo que fuera; y por las mañana y tardes salir a volar en Toothless, pues este lo necesitaba ya que decía que si no volaba lo suficiente su cuerpo lo resentía.

Y precisamente eso se encontraban haciendo, Toothless surcaba los cielos en compañía de Hiccup y su colado hijo, volando un poco más allá de los límites de la isla hacía un punto donde solo estaba el mar y el cielo. Ahí presenciaron juntos la puesta de sol.

—¡Es increíble papá! —Exclamó el fascinado Pihc, viendo como el sol se iba ocultando lentamente en el horizonte

—¿Verdad que sí? Te dije que era hermoso. —concordó el feliz Toothless.

—Papá... ¿Me dejarías intentar volar por mi cuenta a esta altura?

—Mmm... no sé, creo que puede ser peligroso hijo, ¿tú qué opinas Hiccup?

Ambos dragones pusieron su atención al herrero que desde el despegue había estado en silencio, y ese momento no era la excepción, Hiccup este estaba ausente viendo aparentemente hacia la puesta de sol, pero sus pensamientos estaban en otra parte.

¿Cómo estará mamá en estos momentos? Ya casi es un año desde que llegué aquí, ¿Estará bien? ¿Gobber seguirá en la herrería? ¿Camicazi o Heather seguirán detrás de Eret? ¿Liris será ya una respetada seid?

Desde que Astrid le había mencionado lo de la aniquilación de av de svakeste, no había dejado de pensar en aquello y una vez que se recuperó investigó en sus ratos libres en la biblioteca, encontrandose con un libro que contenía información acerca de esos métodos de matanza. Escrito por Hofferson I, el desgraciado narraba como se había librado de una flotilla a la que servía para seguir su propio camino, deshaciéndose de los fieles seguidores de su antiguo líder, así como de los débiles e incitando a los fuertes a seguirlo; y una vez que llegó a la isla el cómo ahuyentó, destruyó y aniquiló a muchas familias de dragones, osos, lobos y muchas otras criaturas sin considerar ni un poco el equilibrio de la vida y la naturaleza. 

Raramente, leer de Hofferson I hizo que Hiccup se lo imaginara con la apariencia de Drago, ya que como lo había sido ese rey, así podía llegar a ser Drago: avaro, peligroso, orgulloso, insensible; sin embargo, al considerar que este último protegía al pueblo durante los ataques lo hacían dudar. ¿Drago era realmente el enemigo? ¿Y si había algún traidor entre ellos? Fuera lo que fuera, lo tenía muy confundido y lo ponía a pensar si era el momento de regresar a donde pertenecía.

—¿Hiccup?

Pero ¿cómo hacerlo? — Pensó el herrero cabizbajo, le gustaba mucho vivir ahí, con Astrid, Toothless, todos los dragones, trolls y demás criaturas. Además, que el solo hecho de pensar que no podría jamás poder volar y sentir lo que sentía con los habitantes del castillo hacía que su corazón sintiera tristeza.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora