El destino de la bestia Pt1

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En la penumbra de la noche, un enorme dragón vigilaba desde lo alto de un farallón que se encontraba a unos cuantos metros de la superficie del mar, donde en el fondo de este descansaba una decena de dragones escaldarones.

Al Roba huesos se le cerraban los ojos por el cansancio, pero como tenía encomendada una misión no podía darse el lujo de dormir, no hasta que su amo regresara; pero poco a poco se estaba dejando vencer por el sueño y dormitó en su lugar por breves segundos hasta que unos sonidos escandalosos a lo lejos lo volvieron a despertar.

Los ruidos provenían de la isla del herrero la cual poco a poco se empezó a iluminar y destacar entre tanta oscuridad, Huesitos pensó inocentemente que era un espectáculo de luces, tal como "Los limpiadores", solían hacer cuando celebraban una buena recolección o el aniversario de uno de ellos u otra cosa que se le ocurriera a su amo.

Retasándole importancia a lo que era, bostezó exhausto y volvió a dormitar en su lugar, hasta que ya no pudo más y se quedó profundamente dormido.

—Huesitos... Huesitos...

Le pareció escuchar entre sueños un canturreo.

—Huesitos... ¿dónde estás?

—¿Amo? —respondió adormilado y se asomó por debajo, notando que Arroyin lo llamaba desde la punta de la proa de un gran barco. —¡Amo!

El roba huesos se espantó al verlo, pues si su amo había esperado mucho de seguro se iba a ganar un buen regaño, así que para no empeorar su situación voló rápidamente hacia él y se puso a su disposición.

—Oh, Huesitos... aquí estás...—saludó Arroyin con una sonrisita.

—Tal como me lo pidió amo...

—Oh, tan buen sirviente como siempre.

El dragón notó un tanto extraño aquella oración, pero como él sólo se limitaba a seguir ordenes siguió aleteando, esperando alguna instrucción; sin embargo, Arroyin permaneció en silencio y el único ruido que se percibió fueron unos pasos por detrás de él. El dragón que sintió una especie de escalofrío miró a quien salió de entre las sombras: un hombre de apariencia tosca cuya sonrisa le pareció "diabólica".

—Eh... amo...¿Qué sucede?

—Oh, Huesitos... mejor te hubieras quedado calladito. —sonrió Arroyin con malicia.

De un momento a otro, más hombres emergieron de entre las sombras y sin darle tregua al confundido dragón le dispararon cadenas que unidas a cabéstrales lo atraparon de cuello y patas

—¡AMO! ¡¿Qué hace? ¿Por qué hace esto? —chilló el dragón, tratando de zafarse, escuchando a la vez que no sólo él era el traicionado, también los escaldarones.

Decenas de barcos camuflados había emergido de entre los farallones y con una brutalidad y violencia agitaron las aguas del mar para capturar a los escaldarones, cuyos chillidos sólo fueron escuchados por el solitario océano.

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—Esos malditos... —gruñó Hiccup.

Recién habían salido de Berk, y la primera parada que quiso hacer el caballero fue en dirección a los farallones, esto con la esperanza de poder encontrar ahí a su enemigo, pero las horas habían pasado y era demasiado tarde, en los farallones sólo había basura y uno que otro barco abandonado.

—¡Este está vacío Hiccup! —gritó Eret desde uno de los barcos después de haberlo inspeccionado.

—¡Este también! —gritó Gobber del otro extremo.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora