El destino de la bestia Pt 3

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Y se supone que sólo sería un capítulo, pero esta es la parte final del que debió ser el penúltimo capítulo.

Que lo disfruten.

Capítulo 35

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El destino de la bestia Pt 3

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El fin de la maldición.

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Día siguiente al Snoggletog.

El día había amanecido nevado, dragones y demás criaturas se movían de sus usuales lugares de descanso hacia a una habitación especial dentro del castillo que utilizaban para la temporada; Hiccup apreció todo el movimiento desde la ventana de su habitación, por la fiesta se había dormido tarde y por ende despertado casi a medio día, sin embargo, con su característica energía rápidamente se preparó para ofrecer la ayuda que se necesitara.

Saliendo de la habitación, bajó presurosamente las escaleras pasando después de lado por un pasillo que conducía a un atajo a la torre más alta, y del cual percibió una suave melodía.

¿Qué era eso?

Se asomó por el pasillo enfocando su oído en aquel tarareo; ingenuamente pensó que era uno de los trolls, pero siendo sincero consigo mismo, aquella melodía era muy suave para aquellos pequeños cuyas canciones eran más bien alocadas.

Curioso por saber quién tarareaba, caminó lentamente por el pasillo y al llegar al final se asomó cuidadosamente, cuando...

—¡Ay, Hiccup! —se espantó Astrid azulándose.

El herrero casi sufre un paro cardiaco también por el susto.

—¡Ah, lo siento Astrid! No sabía que estabas aquí y... me pareció escuchar un canto.  ¿Acaso eras tú?

—¿Qué? ¿Yo? ¡No!... para nada. —respondió esta avergonzada.

—Ouh... entonces ¿qué habrá sido?

—Eh... Este castillo es muy viejo, probablemente sólo fue el viento. —comentó ella nerviosa.

—Probablemente. —sonrió. —¿Y... cómo dormiste? ¿Madrugaste?

Astrid asintió, y tímidamente se echó parte del flequillo hacia atrás de su puntiaguda oreja. Ese movimiento atrajo la atención de Hiccup especialmente por lo que vio que ella llevaba puesto.

—¡Hey! ¿Te la pusiste? —señaló la corona, casi pasa por desapercibido ese detalle pues no era muy bueno notando accesorios.

—Oh... ¡sí! Claro que sí. —la tocó Astrid apenada. —Es realmente bonita, me gustó mucho, te lo agradezco otra vez... siempre me la pondré.

—No es para tanto. —se sonrojó Hiccup, pensando que probablemente era un comentario exagerado, pero extrañamente le gustaba que fuera así, aunque no entendía por qué.

Ahora sí lo sabía...

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—Hiccup... ¡Hiccup! Levántate amigo, te necesito.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora