Batalla por el castillo Pt3

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¿Pensar cómo humanos? Para ser precisos ¿Cómo esos bárbaros? La sola idea le causó repugnancia al dragón, y consideró a Hiccup loco por tan sólo haberlo sugerido; sin embargo, los ruidos de la batalla, las explosiones, los gritos de su amiga nadder lo pusieron a reflexionar. ¿Acaso esas criaturas o los mismos dragones eran diferentes de los humanos? Se volvió hacia los diferentes puntos de la batalla para verlo por si mismo: aves, osos, pixies, duendes, lobos, todos atacándose los unos a los otros, haciendo todo lo contrario a lo que le habían contado alguna vez.

Por los cuentos que le había dicho su padre cuando era pequeño, había creído que antes esa isla, "Vanaheim" era la utopía de toda criatura mítica antes de la llegada de los humanos; pero ¿y si no había sido así? ¿Qué tal si esas criaturas siempre habían ocultado su verdadero sentir, forma de ser y ambición? Tal vez los humanos solo habían hecho lo que ellos no se habían atrevido a hacer en esos tiempos; pero ¿qué había con el dios Amaru?, ¿entonces porque lo habría ayudado a él y no a los demás? ¿cuál había sido el propósito de todo el embrollo de la maldición de la bestia? ¿Realmente había sido necesario?

—Toothless...—llamó Hiccup a verlo ensimismado.

El furia nocturna se sacudió saliendo de sus pensamientos y asintió, después de reflexionarlo, se dio cuenta que en ese momento no necesitaba encontrarle sentido a su existencia y a la de los demás, lo más importante era proteger a los suyos, a su familia.

—Está bien amigo. ¿Qué es lo se te ocurre?

—Veamos. —Hiccup lo pensó. —Por loco que te parezca, había escuchado hablar de estás criaturas en los relatos que mi madre y mi amigo Gobber me contaban, y suponiendo que los bárbaros del pasado también habían escuchado hablar de dichas criaturas o encontraron un modo de...

—Muy interesante Hiccup, no quisiera apresurarte... ¡Pero quisieras darte prisa! ¡Se acercan los gigantes de barro y se ven asquerosos! —alertó el dragón la cercanía del enemigo.

—Eso es...—gritó Hiccup. —¡Son de barro no solido! Toothless hay que hacer que sean más sólidos para que no puedan moverse.

—No entiendo nada de lo que dices...

—Escúchame, es como cuando nosotros los humanos, hacemos nuestros utensilios de barro, para que no quede muy flácido mezclamos todos los ingredientes hasta que quede una consistencia sólida, ¡lo mismo debemos hacer con esos gigantes!

—Entiendo el punto... pero ¿cómo lo haremos?

—Necesitamos tierra... de preferencia que este muy seca y fuego, mucho fuego para que el agua que haya absorbido se seque más rápido; y sé quienes son los más indicados para ellos.

—Igualmente yo amigo...—sonrió Toothless comprendiendo poco a poco el plan. —¿Qué hay de las aves?

—Así como hacen los cazadores, debo decir lamentablemente que debemos darles con flechas o cosas puntiagudas que las puedan inmovilizar, o las puedan ahuyentar, ya que creo que se están zafando muy bien del fuego. —explicó viendo como a lo lejos las aves esquivaban con gran facilidad los ataques de los cremallerus y pesadillas. —Y creo que lo mismo debemos hacer con los osos y lobos.

—Entiendo y ¿los duendes?

—Gobber una vez me dijo que estos le temen al hierro... bueno, creo es que momento de averiguarlo.

—¡Entendido ¡Eso si es un plan! ¡hay que intentarlo! ¡Iré a avisar a los demás!

El furia nocturna extendió sus alas con la intención de alzar el vuelo, pero al solo agitar las alas y moverse unos centímetros de su lugar cayó torpemente al no encontrar coordinación aun con su prótesis puesta.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora