De regreso a Berk parte 2

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El capítulo más largo hasta ahora.

Más de 11 mil palabras.

Que lo disfruten.


Un apretón de manos fuerte e hipócrita, así lo percibió Hiccup no muy convencido de lo que acababa de hacer, muy al contrario de Viggo que lucía muy tranquilo como siempre, lo que le daba muy mala espina.

—Bien, ahora llévame con mi mamá... sin trucos Viggo. —le advirtió aun prevenido.

—Por supuesto, por supuesto... ¡dioses! muchacho, que desconfiado eres, sígueme, te llevaré a donde la tienen encerrada.

Hiccup resopló para sus adentros y guardó tanto el arco como la flecha en su lugar para seguir a su no tan agradable aliado.

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Mientras tanto en el barco, Pihc aguardaba tal como Hiccup se lo había ordenado, se había ocultado en una bolsa donde el herrero tenía parte de la ropa de la armadura y que yacía a un lado de la puerta de salida, ahí, abrió un hueco lo suficientemente grande para que pudiera tener vista de toda la cabina.

Tembloroso, esperaba a que su amigo regresara pronto con su familia, pues estar ahí solito, pronto le dio mala espina, y más cuando sintió que alguien entraba a la cabina.

El pequeño dragón se hizo bolita por dentro de la bolsa al escuchar unos pequeños pasos, pero como también tenía curiosidad se levantó lentamente para ver a través del hueco; las escamas se le erizaron al ver una larga sombra que se aproximaba.

—Ay no, ay no...vete, vete—rezó con angustia haciéndose bolita dentro de la bolsa.

Dragoncito, dragoncito... ¿dónde estás? —escuchó el canturreo del polizonte.

—Esa voz. ¿Arroyin? —Se levantó para ver nuevamente por el hueco que el troll vendedor era el que caminaba sigilosamente por la cabina. —¿Qué hace aquí?

Sabiendo de lo que era capaz de hacer ese troll, por cómo había visto que había robado en el lago, para luego ver cómo le pedía a su reina y protectora que se arrancara sus escamas; fue motivo suficiente para que Pihc optara por abandonar el barco para ocultarse entre los arbustos tal como se lo había dicho Hiccup.

Sigilosamente, salió de su escondite en lo que el troll le daba la espalda; una vez fuera, corrió por la cubierta del barco en dirección a la proa; pero en su andar se encontró con otro problema que subía también al barco.

—Esto tiene que ser una pesadilla. —se lamentó Pihc retrocediendo unos pasos pues dos hombres de aspecto áspero habían encontrado el barco de su amigo.

Sintiéndose atrapado entre el troll y aquellos hombres, el pequeño furia mortífero optó por otra salida y que iba en contra del plan inicial, sin pensarlo corrió en dirección al babor del barco y desde ahí, se aventó al agua.

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Dentro de la cabina del barco, Arroyin seguía buscando sigilosamente al dragón que pretendía regalarle al gobernador de la isla, con su cabello preparado para atraparlo, el troll indagó primeramente por la parte más profunda de la cabina, sin embargo, no encontró más que basura, redes para pescar y pocas cosas que había llevado el herrero con él.

—¿Dónde estás dragoncito? —susurró en un canturreo, cuando de repente...

Este debe ser su barco... debemos reportarlo de inmediato al amo Drago.

El herrero y la bestia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora