Capítulo 1: El Hogwarts Express

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Hermione miraba por la ventana de su compartimento en el Hogwarts Express. Tenía la cara apoyada en el cristal, como si fuera una niña pequeña. Pero aquel gesto, lejos de hacerla parecer infantil, le daba un aire tierno y dulce.

Las cosas estaban cambiando muy deprisa del año anterior a este. En quinto habían vivido mil aventuras: se habían entrenado para la lucha, habían descubierto la Sala de los Menesteres, se habían fugado de Hogwarts para ir al Ministerio en busca del Señor Oscuro, se habían enfrentado a Dolores Umbridge... ¡En fin! ¿Qué decir? Un año verdaderamente ajetreado, pero... ¿y este curso? ¿Qué nuevas y estremecedoras aventuras les iban a suceder?

Hermione se acurrucó más en su asiento, sin despegar el rostro del cristal. Veía las casas y los árboles pasar a gran velocidad a su derecha, emborronados, sin apenas distinguir formas ni colores. Luego, se volvió y miró a sus amigos. Harry y Ron estaban sentados en el sillón de enfrente, comiendo grageas y enseñándose sus cromos de ranas de chocolate. Parecían divertirse. Hermione sonrió. Daba igual lo que pasara ese año, mientras estuviera con sus dos mejores amigos, nada podía salir mal. O eso era lo que pensaba.

- Voy a ponerme la túnica – anunció al fin, levantándose y abandonando la ventana – Y vosotros deberíais hacer lo mismo; estamos a punto de llegar.

- Sí, sí – respondió Harry sin escucharla. Estaba realmente concentrado en los cromos – Mira, tengo el de Paracelsus. ¡Supera eso! – dijo el elegido dirigiéndose a Ron.

- ¡Venga ya! Pues yo tengo a Godric Gryffindor. ¡Supéralo tú!

Hermione puso los ojos en blanco.

- Chicos – suspiró y alzó las manos al aire – ¿Quién los entiende? – y salió del compartimento.

Nada más salir al pasillo, se alzaron los murmullos y notó la presencia de un par de ojos que la observaban de cerca.

- ¿Esa es Hermione Granger? No puede ser – exclamó la voz de Lavender – ¡Qué cambiada! Parece incluso guapa.

Hermione ignoró el comentario y siguió andando.

- Dean, mira – exclamó Seamus al cruzarse con la leona – ¿Soy yo o este año Hermione está para comérsela?

Hermione aceleró el paso hasta llegar al cuarto de baño. Slytherin, Huffelpuff, Ravenclaw y Gryffindor. Todos la habían mirado al pasar.

«¿Pero qué narices les pasa? ¿De repente todo el mundo me acosa o qué?», pensó. No sabía si estaba enfadada o confusa. O quizás ambas cosas. Nunca le había gustado que la gente hablara sobre ella, y menos cuando no había dado motivos para hacerlo, que ella supiera.

El baño estaba al final de pasillo. Vacío, tal como ella esperaba. La mayoría de chicas se habían cambiado ya en sus compartimentos, así que tenía todo el espacio para ella.

Hermione se metió en el primer cubículo empezó a vestirse. Estaba terminado de enfundarse las medias y las pequeñas botas oscuras que se había comprado cuando, de repente, oyó un sonido.

La leona se irguió sobresaltada y escuchó. Pero no oyó nada más, así que continuó vistiéndose. Primero la falda gris a cuadros, luego el polo blanco y el jersey negro... Una sombra se movió a su derecha.

«¡Dios!».

La leona dio un salto y se quedó quieta.

«¿Qué ha sido eso?», se preguntó.

- ¿Hay alguien? – inquirió al aire, creyendo que tal vez otra chica había entrado también a cambiarse – ¿Hola? – no hubo respuesta.

Corazón de bruja (Draco, Hermione y Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora