Capítulo 33: In fraganti

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¡La tardona ha vuelto! Como os comenté, el trabajo de verano no me permite escribir nada de nada. Llevo mucho retraso con este fanfic y he tenido que abandonar una novela original propia en la que tengo mucho interés T.T ¡PEROOOO... POSITIVISMO! Poco a poco iremos sacando este fanfic adelante e iré trabajando el mi otra novela. Yo tengo esperanza, jajaja

No quiero entretenerme más, aquí os dejo el capi nuevo y, como siempre, acepto críticas constructivas, sugerencias y lo que queráis. Nos leemos (no sé cuándo, pero espero que pronto)

Kisses XXX

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A la mañana siguiente, nada más despuntar el alba, Luna y Hermione salieron de sus respectivas torres y se encaminaron hacia la enfermería, donde Ginny había pasado toda la noche, recuperándose. Ron, Harry y los gemelos Weasley ya estaban allí cuando las chicas llegaron a la puerta.

Hermione hubiera querido contarles todo lo ocurrido desde la fiesta a la noche anterior o, al menos, la parte en la que, todavía no sabía cómo, Malfoy le había pedido que saliera con él y ella había aceptado. Sin embargo, las mentes de todos sus amigos tenían una preocupación mayor en ese momento: la salud de su querida pelirroja. De hecho, seguramente nadie recordaba apenas nada de la noche en el bosque más allá del accidente y de lo que puedieran haber leído en la revista de Lavender.

Los gemelos aporrearon la puerta y una figura delgada y con el pelo gris asomó la cabeza.

- ¡Caramba! ¡Qué madrugadores estáis todos! – saludó la señora Pomfrey – Imagino que no sois el repartidor de pizza que pedí.

- Emm... no, señora Pomfrey – empezó Harry – Sentimos molestarla, y sabemos que hay muchos heridos que descansan y que no debemos causar molestias, pero hace ya tres días del accidente y apenas nos han dejado pasar más allá de la puerta. Queremos saber cómo está Ginny.

- Lo necesitamos – apoyaron los tres hermanos Weasley al unísono. Luna y Hermione asintieron también.

La señora Pomfrey suspiró, resignada, y se metió las manos en los bolsillos. Su semblante denotaba que lo que iba a decir no eran precisamente buenas noticias.

-          Veréis, chicos, yo

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- Veréis, chicos, yo... No sé ni cómo empezar – tomó aire y lo soltó lentamente para aclararse las ideas – El tema de Ginny es grave, la verdad. Desde que llegó, ella... ha atacado con un libro a dos de mis enfermeras, y el otro día me lanzó una de sus muletas. ¡A mí! ¡A la cabeza! – dijo, señalándose una pequeña brecha que le cubría la frente – Hemos tenido que sedarla. Esa chica me aterra.

La señora Pomfrey se abrazó a sí misma y sufrió un escalofrío. Hermione, Luna, Harry y los Weasley soltaron una sonora carcajada. ¿A eso se refería con un caso de gravedad?

- No se preocupe, señora Pomfrey – dijo George, dándole una palmada en el hombro – Si está enfadada y lanzando libros, es que está bien.

Corazón de bruja (Draco, Hermione y Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora