Capítulo 16: Pesadilla en la cocina

4K 243 115
                                    


Cuando Hermione y Draco entraron en la cocina para cumplir su castigo, el panorama que vieron los dejó de piedra: la cocinera, imponente como un castillo y regordeta, estaba de espaldas a la puerta, dando órdenes sin cesar; a su izquierda, enormes pilas de platos se lavaban solos mientras unos trapos los secaban y colocaban en los estantes; a la derecha, copas de cristal bailaban por el aire haciendo cola para recibir el chorro de agua que las limpiaría y, después, esperaban a que una servilleta de tela las secara. Todo el lugar olía a detergente.

- ¡Ya era hora! – tronó de repente la cocinera, volviéndose – El trabajo no va a hacerse solo.

- Perdón por la tardanza, señora – empezó Hermione, adelantándose – Es que nosotros...

- ¿Pensáis trabajar con ese aspecto? – interrumpió la mujer, señalándolos con el dedo – ¡Será verdad! ¿Es que nunca habéis entrado en una cocina?

El Slytherin y la leona se miraron las ropas. Hermione llevaba el uniforme del colegio bajo su túnica de bruja; por su parte, Draco llevaba unos tejanos grises y un jersey de cuello en uve color blanco.

«¡Qué pijo es!», pensó Hemione, poniendo los ojos en blanco. «¿Cómo se le ocurre cocinar con ropa de marca?».

«¿Otra vez el uniforme?», pensó el Slytherin, mirando fijamente la ropa de su compañera. «¿Es que nunca se cambia al salir de clase?».

- ¡Cámbiate! – se dijeron los dos al unísono – ¡No, yo no! ¡Tú!

- ¡Basta! – graznó la cocinera, perdiendo la poca paciencia que tenía – Allí en el armario encontraréis ropa adecuada. Cambiaos y entrad a la sala de fogones. Os espero allí – y antes de que alguno pudiera replicar, desapareció por una gruesa puerta de madera al fondo de la estancia.

- ¡Genial! – se quejó el Slytherin, abriendo el armario de los uniformes de cocina – Ahora nos toca disfrazarnos de sirvientes. ¿Qué diría mi padre si me viera así?

Hermione hizo una mueca.

- Te diría: «Has deshonrado a nuestra familia. Ya no eres un Malfoy» – dijo, imitando el tono de voz de Lucius.

Draco la miró con mala cara y los ojos entrecerrados. Hermione calló de pronto, terriblemente seria.

«Creo que me he pasado», pensó.

Pero entonces, el amago de una sonrisa se dibujó en los labios del Slytherin y Draco soltó una carcajada.

- Vale, es verdad. Diría eso – aceptó y comenzó a sacar piezas de ropa del armario. Hermione respiró aliviada.

Unos minutos después, Malfoy y Granger estaban ataviados con delantales blancos atados a la cintura y rejillas que les recogían y cubrían el pelo.

Hermione se mordió el labio con fuerza; Malfoy estaba ridículo, lo más ridículo que se pudiera estar, y la leona estaba a punto de reírse en su cara si no se contenía.

- ¡¿Pero qué es esto?! ¡Estoy horrible! – gritó el Slytherin, desesperado – ¡Parezco una chica!

Hermione seguía mordiéndose el labio. Las lágrimas estaban a punto de brotar. Finalmente, estalló en una carcajada tan sonora que retumbaron todos los platos y copas de la estancia.

- Lo siento – se disculpó la chica, cogiéndose el vientre – Es que nunca te hubiera imaginado vestido así. ¡JA JA JA JA JA!

 ¡JA JA JA JA JA!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Corazón de bruja (Draco, Hermione y Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora