Capítulo 7: Un elfo monstruo en el castillo

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¡Hola a todos! Como ya he dicho en algunos comentarios, el tiempo me desaparece y no sé ni cómo. En teoría actualizo cada jueves y cada domingo, pero de la teoría a la práctica... a veces no cumplo. En fin, seguiré intentando ajustarme a esos plazos jaja. Para compensar un poco, este capi es más largo que los anteriores.

A ver, no sé qué ha pasado. Este capi no ha salido divertido, ha salido muuuuy serio, y no era lo que yo quería (snif, snif), pero me he dejado llevar por el dramione. El próximo capi tendrá mucho más humor seguro y espero que, a pesar de que el tono de este sea serio, os guste.

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Jardín trasero, tercera columna, arbustos más alejados. Seis en punto. No traigas al payaso de Potter.

D.M.

Hermione miraba la nota por última vez mientras caminaba por el jardín camino al punto de encuentro. Una parte de ella no podía evitar reírse por la situación: Draco Malfoy la citaba de forma clandestina entre los arbustos del jardín. ¿Era eso posible? Resultaba cómico. Cualquiera que descubriera la nota pensaría que eran amantes que se veían en secreto.

«Mmm... amantes...», la mente de Hermione se fue volando del jardín. De repente, comenzó a imaginar a un rubio increíblemente sexy sin camiseta que sonreía apoyado contra el marco de una puerta, diciendo: «Ven a jugar con este huroncito, Hermione... Te enseñaré la serpiente».

- ¡Ah! ¡No! ¡Basta!

Hermione se dio una bofetada en la cara y se obligó a dejar de pensar en Malfoy. Tantas aventuras la estaban volviendo loca.

- Herms, ¿estás bien?

- Sí, sí. Perdona, Harry – rio – Es que... estaba pensando tonterías.

El Gryffindor asintió sin estar muy convencido.

- Oye, ¿crees que es buena idea que yo venga? Al fin y al cabo, Malfoy te pidió que fueras sola.

Hermione hizo un gesto con la mano para quitarle hierro al asunto.

- Por eso te traigo. Me gusta hacerle de rabiar – y le guiñó un ojo, cosa que Harry no supo cómo interpretar.

Nada más llegar al lugar indicado, una mano agarró la muñeca de la leona y la obligó a agacharse entre los arbustos.

- ¡Malfoy! ¿Es que no tienes modales? Podrías haberme pedido que me sentara.

- Nunca pido nada, sangre sucia. Ya deberías saberlo.

- Hola, Malfoy – saludó Harry con aire tranquilo.

- ¡¿Potter?! ¿Qué hace este aquí? – exclamó el rubio, evidentemente molesto, volviéndose hacia la leona – Te dije que no lo trajeras.

- Sabe todo lo de la sombra. Tiene tanto derecho a estar aquí como tú y yo, si es que me has llamado para eso.

- ¡Precisamente ese el problema, sangre sucia! – exclamó, desquiciado – ¿Se puede saber qué narices hacíais anoche por los pasillos?

Hermione se cruzó de brazos, molesta.

- ¿Acaso piensas regañarme cuando tú también estabas merodeando por el castillo a altas horas de la noche?

El Slytherin frunció el ceño y señaló a la chica con indignación.

- ¿Y qué más da lo que estuviera haciendo yo? – exclamó con soberbia – Te dije que no te metieras, Granger, que te olvidaras del asunto de la sombra. Y tú vas y se lo cuentas a Potter. ¡A Potter nada menos! ¿Es que no había nadie mejor para meter en el asunto?

Corazón de bruja (Draco, Hermione y Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora