Capítulo 23: Te deseo, Granger

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Bajo la inquisidora mirada de Harry, Hermione y Draco se alejaron hacia el otro extremo de la sala, donde la luz era más tenue y la gente parecía no haberse enterado de la reciente pelea.

- Pues tú dirás, Malfoy – exclamó la chica, cruzándose de brazos una vez que llegaron junto a la barra de bebidas – Date prisa. Quiero irme a dormir.

Malfoy se mordió el labio inferior y la miró con cara de enfado, sin decir nada. En realidad, el chico no tenía muy claro por qué la había llevado allí, al otro extremo de la fiesta.

«No tengo nada que decirle», pensó el Slytherin, repentinamente incómodo. «Y estoy enfadado con ella. ¿De qué iba ese rollo de confesiones con Potter? ¿Es que habían estado liados y el idiota quería más? ¡No lo soporto!».

Apretó los puños con fuerza y se le tensó la mandíbula. Apenas si podía contener la ira que lo corroía por dentro. Y, sin embargo, una parte de él no podía dejar de mirarla. El vestido blanco de tirantes dejaba sus hombros y su cuello al descubierto, volviéndola sumamente apetecible. Llevaba rímel en las pestañas y un sutil toque de colorete que realzaba la viveza de sus facciones. Si ya era atractiva de por sí, esa noche estaba preciosa.

«O a lo mejor es que he bebido demasiado», pensó el joven, echando una ojeada a la barra de bebidas. «Pero necesito otro trago», y alcanzó otra jarra de cerveza que se bebió en un parpadeo.

- ¡Lo que faltaba! – exclamó de repente Hermione, que había perdido la poca paciencia que le quedaba – ¿Piensas emborracharte aún más? ¿Es que no te basta todo el jaleo que has armado ya esta noche?

Malfoy soltó la jarra vacía de cerveza y se la quedó mirando, confuso.

- Yo no he armado ningún jaleo – se defendió – El imbécil de Potter me ha provocado.

- ¡Ya, claro! – exclamó con ironía – Pues disfruta de la cerveza. Me voy a mi cuarto.

- ¡No, Granger, espera!

El Slytherin trató de alcanzarla, pero lo único que consiguió fue tambalearse de un lado a otro hasta tropezarse con sus propios pies y caer de bruces contra el suelo. Hermione se dio la vuelta y corrió hacia él.

- ¡Por Merlín! Malfoy, estás borracho.

- No, no, no es verdad – el Slytherin trató de levantarse del suelo, pero la sala le daba vueltas en la cabeza, y al final fue Hermione quien tuvo que levantarlo – Vale, sí, estoy borracho – admitió, dejando salir una enorme carcajada – Yo, Draco Malfoy, borracho, y me está ayudando una sangre sucia – se echó a reír de nuevo – ¡Qué bajo he caído! ¿O esto es un sueño? – se volvió hacia Hermione y sonrió – Es un sueño, ¿verdad, Granger?

Hermione emitió un largo y lento suspiro.

«Odín, dame paciencia», pensó.

- Si fuera un sueño, Malfoy, la que te estaría ayudando sería tu novia, no yo.

- ¿Mi novia?

- Sí, tu novia. De hecho, ¿por qué narices estoy aquí aún? Debería ser Parkinson la que cuidara de ti.

Malfoy esbozó una enorme sonrisa traviesa y se volvió para mirar a la leona.

- ¿Estás celosa, Granger?

- ¿Yo? ¿De tu amiga la serpiente? No seas ridículo. Y más por alguien como tú. Ven, vamos a buscar a tus amigos, te ayudo a caminar.

Hermione se pasó el brazo de Malfoy sobre los hombros y lo cogió de la cintura para ayudarlo a caminar. El Slytherin la imitó y la tomó también de la cintura. Al contacto con su piel, Hermione sintió un vértigo repentino y se puso nerviosa. Nunca había tenido a Malfoy tan cerca, a excepción del día en los jardines, cuando casi la bes...

Corazón de bruja (Draco, Hermione y Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora