Corazón de bruja (Draco, Hermione y Harry)

Capítulo 19: Herida de guerra

Hola a todos/as. Espero que disfrutéis del capi y de este maravilloso domingo. Por cierto, al final de la historia comentaré un par de cositas que posiblemente sean de vuestro interés. ¡Abrazote!

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Malfoy miraba a Hermione sin poder creerse que estuvieran tan cerca. La chica continuaba en el suelo, acorralada bajo el peso del chico, nerviosa, temblorosa, sin fuerzas para oponerse a los deseos del Slytherin porque, en el fondo, también eran sus deseos.

Y Malfoy se encontraba en el mismo estado: nervioso, tratando de infundir en sus palabras una seguridad que no tenía. Aquella Gryffindor lo estaba volviendo loco. Soñaba con acariciarle la piel cada vez que la veía, con morderle sus apetitosos labios para luego besarla desesperadamente, incluso necesitaba abrazarla cuando el idiota de Potter la hacía llorar. Y, sin embargo, ahora que la tenía tan cerca, ahora que sus labios se rozaban irremediablemente, provocándole latigazos de electricidad por todo el cuerpo, Malfoy no era capaz de mover un músculo, porque, a pesar de todo lo ocurrido entre él y la leona, no sabía qué era lo que ella sentía exactamente.

Un crujido cercano sonó en mitad del silencio. Hermione no parecía haberlo percibido, pero Malfoy sí. De repente, la mente del chico comenzó a funcionar a toda revolución.

«¡No pueden vernos así! ¡Nadie!», pensó, desesperado. «Si mi padre se entera de que siento algo por una sangre sucia, más aún, por Granger en concreto, me matará».

En cuestión de milisegundos, ideó un plan desesperado y esbozó una pequeña sonrisa malévola.

«Perdóname, Granger».

- ¡Ja! – rio de pronto el Slytherin y Hermione abrió los ojos. Malfoy se había apartado unos centímetros de ella y la miraba con sorna – No habrías pensado que de verdad iba a besar a una sangre sucia como tú, ¿no?

- Pero ¡qué! – Hermione se levantó inmediatamente del suelo y propinó un empujón a Malfoy – ¡¿De qué vas, estúpido?! – su rostro estaba desencajado, aturdido. La chica no comprendía qué acababa de pasar entre ellos.

Hermione se llevó una mano al corazón. El pecho le dolía más de lo que podía soportar. No entendía absolutamente nada de las palabras del Slytherin.

«¿Ha... ha estado jugando conmigo todo esto tiempo? ¿Realmente no siente nada por mí? ¿Nada en absoluti?». Hermione apretó aún más la mano que cubría su pecho, hasta que los nudillos se le pusieron blancos por la presión. «¿Cómo he podido ser tan estúpida? ¡En verdad soy una maldita e inocente estúpida!».

Hermione tenía los ojos enrojecidos y las lágrimas estaban a punto de derramarse, pero luchó para que su enemigo no se percatara de ese detalle. Malfoy, por su parte, continuó sonriendo de forma divertida y miró a la chica con ironía.

- ¡Qué inocente eres, Hermione! No me extraña que Potter juegue tanto contigo – respondió el chico al sonido de un nuevo crujido cercano. Alguien los estaba observando – Con la cara que has puesto me vale como compensación. Considérate perdonada por los golpes.

Hermione dejó de sostenerse el pecho y se encaró hacia el Slytherin que la había humillado tan descaradamente. No iba a permitir que nadie la tratara así. ¡Nunca!

- ¿Es que encuentras divertido jugar con los sentimientos de los demás?

El Slytherin sonrió de medio lado, cada vez más divertido.

- Puede. Sobre todo con alguien tan crédula como tú.

- No eres más que una asquerosa serpiente – acusó la chica, señalándolo con el dedo – ¿Crees que quería que me besaras? ¡Pues no! Me da asco cualquier cosa que tenga que ver contigo – mintió, y la chica pudo notar como en los ojos del Slytherin se rompía algo, ínfimo, pero lo suficientemente perceptible para la perspicacia de Hermione. ¿Acaso eso le había dolido? – Pero creí que eras diferente – continuó la leona, sin poder parar – Creí que habías cambiado, que en el fondo, no eras el imbécil integral que llevabas demostrando ser desde primer curso.