Capítulo 15: Yo shippeo dramione

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Harry estaba apoyado en la barandilla de uno de los balcones del castillo. La mañana era fría y el viento soplaba con fuerza, pero al chico no le importaba. Estaba perdido en sus pensamientos, abatido, confuso, triste.

Habían pasado tres días desde que le había confesado a Hermione sus sentimientos, y desde entonces, había estado evitándola sistemáticamente. Su amiga había intentado que hablaran, que aclararan las cosas, pero él sabía que no había nada que aclarar: sentía algo por Hermione y ella, obviamente, no le correspondía.

Unas voces sonaron a sus espaldas: eran Fred, George y Ron.

- ¡Corred! ¡Corred!

- ¡Nos va pillar!

- ¡Y esta vez trae una enciclopedia!

- Chicos, ¿pero qué os pasa? – preguntó de repente Harrry, volviéndose hacia sus tres amigos, que se acercaban a él corriendo como alma que lleva el diablo.

Ron y los gemelos se escondieron detrás de Harry, con las manos tapándose la cabeza y el culo en pompa, por lo que, evidentemente, se les seguía viendo.

- ¡Harry, protégenos! – exclamó Ron entre sollozos – Esta vez nos va a matar.

- ¿Quién va a mataros? – inquirió el chico, confuso – ¿Es que habéis hecho algo malo?

Fred y George sacaron una mano a la vez y señalaron a Ron.

- Este lumbreras quiso hacer un experimento con la ropa interior de Godzilla.

- ¿De Godzilla?

- ¡De Ginny! – exclamó George, desesperado – A Ronald no se le ocurrió otra cosa que hacerse un disfraz de la Mujer Maravilla con un sujetador de Ginny.

- Y ahora nos persigue para matarnos – corroboró Fred.

- ¡Eh! ¡Que la idea fue vuestra! – se justificó Ron, al borde del desmayo – Yo sólo quería hacer un buen disfraz.

De repente, un grueso tomo de más de quinientas páginas pasó volando por al lado de la cabeza de Harry y los cuatro chicos se lanzaron contra el suelo. El libro chocó contra la barandilla metálica y la hizo temblar bruscamente.

- ¡Venid aquí, inútiles! ¡Voy a mataros!

- ¡Ahhh! ¡Godzilla nos ha encontrado! ¡Corred!

Ron y los gemelos se levantaron del suelo y salieron disparados pasillo abajo. Al instante, una Ginny furiosa sacando humo por la boca llegó al lugar donde estaba Harry.

- ¡¿Dónde están?! – inquirió, con los ojos llameantes y un grueso libro en las manos – ¡¿Dónde se han metido?!

De repente, la chica reparó en Harry y se lo quedó mirando. El Gryffindor la miraba desde el suelo, con cara de miedo y ligeros temblores.

- To... toma tu libro – dijo, recogiendo el que había lanzado hacía tan sólo unos instantes – Cre... creo que se te ha caído.

Ginny se relajó de repente y tomó el libro en sus manos, confusa.

- Gracias, Harry. Eres muy amable – le tendió la mano para ayudarle a levantarse y se lo quedó mirando. El chico tenía unas profundas ojeras que surcaban su rostro, y sus ojos estaban ligeramente enrojecidos, como si hubiera estado llorando – Harry, ¿estás... estás bien? – de repente, a la chica ya no le importaba el enfado con sus hermanos. Harry era más importante, siempre lo había sido.

- Estoy bien, tranquila – dijo el chico, sorbiéndose la nariz – Sólo estaba tomando el aire.

El Gryffindor se dio la vuelta para apoyarse de nuevo en la barandilla y mirar el horizonte. No quería contarle a nadie la verdad de sus sentimientos. Sin embargo, Ginny, lejos de marcharse, dejó los tomos de la enciclopedia en el suelo y se apoyó a su lado.

Corazón de bruja (Draco, Hermione y Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora