Alice
—¡Niña tonta!
Escuché al momento en el que sentía el agua en mi garganta y la escupí sin pensarlo ni un segundo. Tosí de tal manera que sentí el agua entrar hasta en mi nariz, era molesto, pero eso no era lo que me preocupaba. Sino Byron.
Aún estaba viva y aquí.
Mis intentos por morir se venían abajo gracias a él, todos y cada uno de ellos fracasaba si él estaba aquí. No importaba en qué momento, sólo se aparecía y me hacía desear estar muerta; pero éste sólo me salvaba y con eso me jodía la vida entera.
—¡¿En qué pensabas?!
Lo escuché gritar y lo miré llena de coraje a la vez que tomaba mi pecho en mis manos.
—¡Déjame!
Le grité e intenté levantarme del suelo, pero no lo logré y sólo me alejé de él para tomar el borde de la tina y sostenerme de este.
—Eres una tonta —. Espetó y me lanzó una toalla—. Sécate, y espero que al menos hagas eso bien y no seas tan tonta como para intentar matarte de nuevo.
—¡¿Por qué no me dejaste hacerlo?!
—Porque no quiero lidiar con tu cuerpo —. Respondió pero eso más bien parecía un gruñido furioso—. Si te quieres morir, hazlo lejos de aquí y evítame problemas, estúpida.
Lo miré furiosa y le arrojé la toalla a la vez que él salía y me dejaba sola.
Miré mis manos y me cubrí el rostro para llorar sin que se escuchara en ningún momento. No le daría ese gusto, ¿para qué? Me llamaría idiota y patética.
Ya me sabía su juego.
Solo le gustaba burlarse de mi miseria, le daba un enorme placer el verme llorar cada cinco segundos y era aún mejor si yo le daba razones para hacerme llorar.
Jamás había conocido a alguien que fuera tan idiota y rudo. Parecía que a él sólo le importaba que me recuperara físicamente olvidando el hecho de que, mentalmente, yo estaba más herida. Dios, había perdido a mi hermano, ¿Qué eso no le importaba siquiera un poco?—¿Ya acabaste?
Lo miré en la puerta y me arrojó de nuevo la toalla cuando la levantó del suelo.
—Sécate y duérmete —bufó haciendo una mala imitación de cuando yo lo hacía. Se burló de mí—. Ah, y si se te ocurre volverte a morir, recuerda que te irá peor si fallas.
Dicho esto, salió del baño y yo parpadeé unos segundos. Estaba desconcertada, todo lo que él decía sólo me dejaba ver que Byron no tenía sentimientos. Hasta dudaba de su humanidad porque, ¿Cómo alguien podría decir algo así?
»Te irá peor si fallas. Sí, cómo olvidarlo«
Me levanté con cuidado y me puse la toalla alrededor de mi cuerpo, agradecía que las vendas me cubrieran un poco porque sentía que al mínimo roce, iba a volver a sangrar.
Sabía que tenía que cambiarlas pero no iba a pedirle nada a Byron, en cambio, tomé las que había dejado sobre la caja del baño para hacerlo yo misma después. Ahora quería salir de aquí o me congelaría.Cuando salí, lo vi sentado en el borde de la cama. Me miraba de una manera letal que me hacía sentir pequeña ante él, pero no me iba a dejar intimidar, y mucho menos sabiendo que era Byron quien lo hacía.
—¿Qué?
—Aquí hay ropa, quiero que te vistas y descanses. Eso te ayudará a sanar.
Yo alcé una ceja y caminé hasta la cama mirando la ropa que había.
ESTÁS LEYENDO
La Luna Del Alfa Luna Nueva ©
Hombres LoboLas leyes dictan que los seres sobrenaturales siempre deben estar ocultos de los ojos humanos y si alguno de ellos los descubre, tendrá que ser eliminado. Esa es la ley. ¿Pero qué pasa si ese humano es una Luna? ¿Se puede salvar? ó ¿Se tendrá que el...