Capítulo Veinticuatro: El Alfa Oscuro

33.6K 2.4K 237
                                    

Alice

Dos días después...

—Mm... Auch.

Dejé de mirar el libro y sonreí al acercarme a Bastian que acababa de despertar.

—Hola, Bas —. Acaricié su cabeza mientras él trataba de enfocar su visión—. No te preocupes, estás bien. Estás a salvo.

—¿Qué haces aquí? —sonrió medias—, creí que estarías en tu luna de miel con Byron. Deberías estar ahí.

—Digamos que quisimos regresar antes.

—No, pero si todo marchaba tan bien —. Se quejó—. No debieron volver, le dije a Jonás que no los llamara.

—¿Cómo no iba a llamarnos? Estabas herido y no despertaste por días, Bastian —. Negué sonriendo. Siempre se preocupaba por todos menos por él—, ¿Cómo te sientes, Bas?

—He tenido mejores batallas...

Lo vi sonreír y después toser, así que le serví un vaso de agua y lo ayudé a beber para que recuperara el aliento.

—Perdón por haberte arruinado tu viaje.

—No pasó tal cosa.

—Claro que sí —renegó como todo hombre lobo, o como todo Hale aparentemente—, debes estar molesta por tener que cuidar de un enfermo y no salir a vagar con tu esposo como recién casados. Deberían hacer eso.

—Hey —le guiñé un ojo—, Byron y yo no estamos molestos por eso. Al contrario, estábamos muy preocupados, ¿En serio crees que no estaríamos aquí?

—Tenía la esperanza de que no.

Tomé el vaso y lo dejé en la mesita mientras volvía a mirarlo.

—Deberías estar molesta. Por mi culpa ese monstruo nos pilló desprevenidos —alegó—, si no le hubiera dicho a Jonás que pescáramos fuera de la manada, esto no habría pasado. Debí hacerle caso pero...

—Fuiste descuidado, no te lo voy a negar, pero sé que te confiaste ya que habíamos salido antes de la manada y no había sucedido nada —. Negué con mi cabeza—. Pero jamás me molestaría contigo por lo que pasó, te hirieron, y ambos sabemos que lo que pasó no fue tu culpa.

—Por supuesto que lo es —gruñó haciendo sus manos puños—, de no haber sido tan débil, tal vez podría haber acabado con esa cosa. Quizá...

—No eres débil, Bastian Hale —. Sentencié antes de que siquiera volviera a pensarlo—. Esa cosa sabía lo que hacia y te tomó por sorpresa. No tenías ninguna oportunidad porque jamás lo viste venir y no es porque hayas sido débil, incluso Jonás con sus años de experiencia no pudo vencerlo y terminó herido también.

Tomé su mentón y lo hice mirarme.

—Ninguno tuvo la culpa, ¿Oíste? Y no vuelvas a decir que eres débil por no lo eres —lo señalé con mi cabeza—, sobreviviste a esa cosa, peleaste con ella. Eso es digno de llamarte fuerte, ¿No lo crees?

Bastian sonrió y tomó mi mano con una sonrisa, iba a decir algo pero de inmediato aquella sonrisa se borró cuando entró en pánico.

—Al-lice... —murmuró tocando sus piernas—, Alice no... No siento...

—¿Qué pasa?

—Alice no puedo moverme —dijo asustado—, Alice no siento nada...

—Tranquilo —quise calmarlo—, debe ser por la medicina...

—¡Alice de verdad no puedo moverme! —. Gritó con fuerza.

—¡Tyler! ¡Jonás!

Vi a los chicos aparecer en la puerta y de inmediato se colocaron a lado de Bastian cuando este comenzó a gruñir desesperado.

La Luna Del Alfa Luna Nueva ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora