Capítulo Treinta Y Ocho: Lejos De Casa

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Alice

—Es simple.

—Pero arriesgado, Alice.

—Ella tiene razón, Byron —negó Bastian—, si no hacemos algo pronto, la manada no resistirá mucho este encierro. Es como mantenerlos en una burbuja que jamás explotará si no lo permites.

—Pero no puedo mandarte a ti y a Tyler lejos de aquí. Es el plan perfecto para Jonás —. Se negó a aceptarlo—. Los atacará en cuanto pongan un pie fuera de mi territorio y temo que no podré protegerlos si se alejan demasiado.

—Jamás podría saber que salimos los dos —alegó Tyler—, y si fuera así, no sabría a cuál de los dos atacar porque no iríamos al mismo lugar. Sería demasiado astuto si logra atraparnos a todos.

—Es aún peor. Podría atacar a ambos y sin que alguien los protegiera, ¿Entienden eso? Él podría matarlos.

—No lo hará —. Dijo Bastian.

—¿Cómo es que estás tan seguro? Ya trató de hacerlo una vez, no pienses que no lo hará una segunda y que esta vez tenga éxito haciéndolo.

Bastian lo miró serio y yo negué mentalmente porque todos los puntos eran correctos.
Que alguien saliera de la manada ya era un riesgo, y si salía todo un equipo, sería aún peor; por ello debíamos pensar con la cabeza fría y saber qué es lo que queríamos más.

—¿Por qué no pides que te traigan las cosas hasta aquí? —. Preguntó Mack.

—No —. Objetó Clark—. Los humanos deben permanecer lejos de aquí al menos hasta que esta guerra acabe. Jonás podría herirlos sólo por diversión y el deber de mi señora es protegerlos como proteger a su manada.

—Primero que nada, ¿Señora? —. Pregunté confundida—. ¿Qué es eso de "mi señora"?

—Es lo que eres para los cazadores, Alice —. Negó Mack.

—No, no soy una señora para nadie —. Negué varias veces—. Y segundo, Clark tiene razón. Poner en riesgo la vida de otros que ni siquiera saben lo que ocurre es demasiado peligro para Byron. No hay que involucrar a inocentes.

—Pero no le veo de otra manera —. Negó Bastian.

—Pues trata de imaginarte otra —espetó Clark—, los humanos no entrarán en esta guerra.

—Basta.

Todos miramos a la cazadora que se mantenía jugando con un cuchillo en sus manos mientras nos veía a todos discutir desde un rincón del despacho de Byron.

—Alice tiene un buen punto de vista. La manada no va a sobrevivir a esta guerra tan fría en la que Jonás quiere que nosotros caigamos.

—Gracias —. Suspiré aliviada de que alguien entendía el punto.

—Pero también Tyler debe de ir por el objeto que dejó Jake. Es un arma muy poderosa que nos puede ayudar ahora que él ya no está.

—¿Tú sabías de esto? —. Preguntó Byron.

—Sí.

—¿Qué? —pregunté—, ¿Cómo es que tú lo sabías? Ni siquiera te conocíamos antes.

—Alice. Yo no soy una cazadora cualquiera y tú sabes que ni tú ni Jake eran normales.

Definitivamente, esa no es la respuesta que esperaba escuchar.

—Necesitamos ambas cosas y los cazadores no pueden hacer el viaje. Están agotados de vigilar la barrera día y noche, por eso debe de ir Bastian por los víveres y ser Tyler el único que tome el arma de Jake. Son los únicos en quien de verdad podemos confiar ahora que estamos atados de manos.

La Luna Del Alfa Luna Nueva ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora