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Capítulo Veintinueve: Lo Que Hoy Rompiste

Alice

Vine a casa en cuanto pude. No sabía qué hacer o qué es lo que debería decir en primer lugar, pero lo único que deseaba era un abrazo de Byron.
No me importa la pelea o si es que yo iba a perdonarlo primero, sólo quería estar con él para tratar de entender lo que estaba sucediendo. Quería que él me abrazara y dijera que todo estaría bien.

Como siempre lo hace.

Así que en cuanto mis piernas lograron moverse, corrí a casa en busca de sus brazos a pesar de que tal vez aún estuviese molesto y yo también.
Sólo anhelaba sus cálidos brazos en un momento tan oscuro como este, en el que ni siquiera sabía si es que mi vida pasada era verdad o simplemente una coincidencia increíblemente errónea acerca de Jake y sus mentiras.

Quizá yo también era una mentira.

—¿Byron? —. Pregunté tras cerrar la puerta grande y corrí a nuestra habitación con la esperanza de hallarlo pero no lo hice.

Él no estaba en nuestro hogar.

Si él estuviese aquí, habría llegado de inmediato a mi lado para tomarme en sus brazos como siempre lo hacía al escucharme llamarlo, pero quizá ahora estaba fuera, molesto. Pensando que lo mejor era dejarme sola para que pensara las cosas.
Intenté hablar con Bastian, pero tampoco era justo que aún en su condición, yo intentara molestarle y mucho menos a Jonás. Él también estaba herido.
Ambos estaban tan débiles ahora que no podría hablar con nadie en este instante. Incluso Mack estaba cuidando de ellos y sabría que sólo le quitaría el tiempo con mis tontas ideas acerca de que Jake podría saber más de lo que aparentaba.

Vi una de las ventanas abiertas y salí al balcón que dejaba ver el bosque que rodeaba la casa. A lo lejos, veía la manada de Byron y fui yo quien temió por su seguridad ahora. No tuve razón alguna, pero tenía miedo y sentía como este iba acumulándose, volviéndose más grande con cada segundo que transcurría.
Todo nos estaba saliendo mal, nada podría empeorar y sólo temía por la manada ahora que la familia estaba atravesando por la peor de las crisis.

¿Quién más los ayudará si no es Byron o yo?

Ellos no iban a tener la posibilidad de sobrevivir al ataque del íncubo si es que alguno de los dos fallaba en su caza. Ni siquiera nosotros íbamos a sobrevivir si es que no estábamos unidos como siempre porque, como yo lo veía, un corazón herido podría flaquear en cualquier instante que lo atacaran y eso sólo le daría aún más ventaja a ese animal.

—Por favor... —susurré al viento y miré al bosque—, ven a casa. Te necesito.

Tenía la esperanza de que Byron me escuchara y viniera a casa lo más pronto posible.
Pero eso no pasó y, de nuevo, tuve que valerme de mí misma para afrontar la gran tormenta que caía sobre ambos ahora que el lodo se lavaba y la verdad salía a relucir con gran brillo.

Igual que lo hacía el amanecer sobre el mar.

(...)

Terminé de lavar algunos platos sucios que habían quedado después de la cena solitaria que tuve y miré con una pequeña sonrisa mi obra. Hace tanto que no había hecho algo por mí misma, que tal vez ya me había hecho dependiente a los habitantes de esta casa hasta volverme una inútil.
Ahora que no había ruido alrededor y que mi mente estaba un poco más tranquila, sólo podía ver todo lo que me rodeaba y lo mucho que amaba a quiénes me cuidaban.

Byron, Bastian, Jonás, Tyler y hasta Clark; se habían vuelto una parte esencial en mi vida que no quería perder por nada en el mundo y tenía que ser aún más valiente por ellos que por mí. No deseaba perderlos por culpa del miedo y era ahora cuando más necesitaba salir de esto para lograr ser merecedora de tan dichosos seres en mi vida.
Tendría que pelear si quería mantener a mi familia a salvo y por todos los cielos que eso estaba tratando de hacer ahora.