Extra 1. El Cazador Y El Lobo

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Bastian Hale

—Vamos, Tian. Tienes que levantarte por ti mismo.

Levanté mi rostro del suelo y apoyé mis manos en la tierra para sentarme. Tenía las rodillas raspadas al igual que mis brazos y mi playera se había ensuciado de lodo. Que mal, es mi favorita.

—Se ensució mi ropa —. Limpié mi mejilla con mi muñeca y traté de no llorar. No me gustaba llorar cuando mi hermano mayor me miraba. No quiero ser débil para él, yo quiero cuidarlo también.

—Está bien si no te lastimaste nada —. Ron se arrodilló y con su playera limpió mis manos y mi rostro.

—Te ensucias, no lo hagas.

—Bastian, somos lobos. El lodo no es un problema para nosotros —. Su voz era gutural y rasposa, pero me gustaba. Se escuchaba igual a un oso, uno enorme—. No tienes que sentirte mal por la ropa, siempre podemos lavarla y comprarte más. No es lo que debería molestarte en primer lugar.

Yo lo miré con sorpresa cuando me mostró una sonrisa. Pocas veces sonreía.

—Eres tan pequeño todavía —. Salió un soplido de su boca y comenzó a lamer las heridas de mis brazos. Estas se cerraron de inmediato y dejaron de ser visibles en mi piel morena.

Byron tenía piel blanquecina. Nunca entendí eso.

—Tienes que revisar tus heridas antes que lo demás, Tian —señaló mis rodillas y después mi playera—, nada es más importante que tu bienestar, ¿Entiendes eso? Asiente si es así.

Yo asentí. Me gustaba obedecerlo.

—Bueno, entonces ya no llores por esto —. Me tomó por debajo de mis brazos y me levantó del suelo para sacudir mis piernas y mi trasero. Siempre que me lastimaba, Byron hacía un pequeño corte en su dedo y me curaba, o simplemente me lamía. Es natural para nosotros.

—Quiero curarme tan rápido como tú —vi como mis rodillas volvían a estar bien después de que mi hermano pasara su dedo ensangrentado por ellas—, no quiero ser débil. Deseo ser tan fuerte como tú, hermano mayor.

Byron me miró y sonrió agitando mi cabello.

—Tienes ocho años, Bastian. Yo tengo más de quinientos, no tienes que ser tan fuerte como yo en un parpadeo, de hecho, no quiero que lo seas —. Su mirada oscureció cuando se perdió en mi pecho—. No quiero que tengas que pasar por cosas que te hagan hacerte así. Quiero que seas feliz, Tian. Es lo único que quiero que pase contigo.

—Soy feliz —le recordé tan rápido como pude—, tengo muchas cosas para serlo. Estás tú, mi cama, tengo a Tyler a Jonás y también al señor Clark. Soy muy feliz.

—Sí, no creo que Clark debería estar en esa lista —hizo una mueca—, por favor, piensa más en eso. Tu lista de cosas que te hacen feliz debe ser real.

—Lo es.

Byron suspiró echando su cabeza hacia atrás y después volvió a mirarme.

—Está bien, está bien. Voy a entenderlo entonces.

Se puso de pie y extendió su mano hacia mí. Yo la tomé para escalar por su brazo hasta subirme a sus hombros.
Siempre que caminábamos por la manada, Ron me llevaba en sus hombros para que pudiera ver con mayor facilidad todo a mi alrededor. Era pequeño, mucho a comparación de otros lobos, pero me gustaba. Eso me daba ventaja sobre los que me creían débil sólo por ser flacucho. No se esperaban que tuviera más fuerza de la que aparentaba.

Mi hermano me había enseñado que el arma más poderosa era la apariencia, pues puede ser un arma de dos filos. Juega en contra o a favor de cada uno de nosotros.
No entendía esas palabras pero creo que se refería a que puedo ser bueno engañando a la gente con mis acciones, puedo tener la ventaja si siempre pienso antes de actuar. Así como me enseñó él.

La Luna Del Alfa Luna Nueva ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora