Alice
Abracé mis piernas mientras miraba el lugar en el que ahora me encontraba. La banca en la que estaba sentada era fría al igual que las lágrimas que rodaban por mis mejillas; estas de inmediato se enfriaban y hacían que temblara.
La nieve no caía esta noche, pero aún así, me sentí tan helada como si hubiese empapado mi ropa con el agua fría que solía caer del cielo.Estaba asustada, sola e indefensa.
Repasé en mi mente lo que Byron había dicho de los faroles, pero ahora no sentía que me fuera recibir en su casa. Lo había humillado y hecho enfadar con mucho esmero; así que era de suponerse que esta noche no me esperaba en casa para dormir.
Y aquello me hizo llorar.
Empecé a llorar como una tonta a pesar de que trataba de calmarme y limpiar mis lágrimas con las mangas de la chaqueta. Saltaba en mi lugar de manera sigilosa, pues el hipo que tenía me hacía moverme cada cinco segundos, haciendo aún más molesto mi dolor.
Recordé la última plática que tuve con Jake. Lo enojada que estaba porque mi hermano siempre me mentía y me hacía creer que de verdad podíamos quedarnos en un lugar, pero no era así. A mi hermano lo que más le importaba era amansar una buena fortuna para mí. Para que siempre tuviese lo que deseara sin imaginar que lo que yo más quería era quedarme en un sólo lugar y de nuevo tener un hogar. Uno que desde muy pequeños nos fue arrebatado y que nunca puse recuperar.
Nunca nadie me cobijó antes de dormir, ni besó mi frente porque Jake estaba demasiado ocupado para verme después de la cena; y tampoco fui cuidada por mi hermano cuando estaba enferma, pues para ello tenía niñeras y sólo una vez fui a una escuela a la que tuve que dejar de ir porque Jake no quería que me encariñara de personas a las que evidentemente dejaría en el camino de otra mudanza.
Todo se movía con mi hermano, incluyendo mi vida, y para mi mala suerte, terminé con un montón de dinero pero nadie importante con quien yo pudiera compartirlo. Jake no me dejaba acercarme a nadie y mucho menos permitió que alguien se me acercara. Yo era su única compañía y él la mía.“This is how things should be, little angel”
—Así es como deben ser las cosas, angelito —. Susurré recordando la respuesta que me daba cada vez que yo preguntaba “¿Por qué?“.
Ése era su único pretexto para decirme que la soledad de ambos estaba bien. Para justificar que ambos no teníamos un hogar y que aquello estaba bien. Al menos así no le dabas cuentas a nadie.
Pero al estar aquí y convivir con Byron y Bastian, sentía que de verdad pertenecía a un lugar en el que me querían y protegían. A pesar de cómo llegué aquí, ellos se mantenían al tanto de mí y cuidaban mis heridas.
Bastian siempre está tratando de dar cariño a quien lo necesitaba y Byron... Bueno, Byron siempre fue Byron. Él demostraba preocupación a su manera.Sabía que Byron había hecho las cosas mal y en cierta manera yo también, pero creo que hasta él sabía que yo tenía derecho a molestarme con él siempre, pues era él quien se burlaba de mí o me lastimaba porque simplemente su idea de "tacto" no era de lo más gentil.
Es molesto, es verdad, pero no lo odiaba. Creo que hasta cierto punto pude entender su miedo a ser descubierto por los humanos, es decir, ¿Quién habría reaccionado como yo? ¿Un veinte porciento tal vez? Digo, la mayoría habría tomado el arma y le habría disparado sin importarle que la haya salvado, otros incluso hubieran huido sólo para contar lo que habían visto.Todos lo habrían lastimado y también a su hogar, ¿Entonces por qué yo me sentí de pronto tan cómoda con eso? ¿Por qué todo esto nunca se sintió mal?
Quizá estaba loca. Tal vez me había acostumbrado a las peleas rutinarias y a los cariños de Bastian, ¡Dios! Bastian, ¿Qué iba a pasar con él? Si Byron volvía a casa sin mí, estaba segura que ese niño lo enfrentaría sólo para saber qué es lo que había pasado y hasta puedo decir que se molestaría con él.
Byron sin duda era un fastidio pero sé que hasta él tendría que darle explicaciones al chico cuando volviera. Lo había visto, pues Bastian ya no lucía tan intimidado por su hermano.
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La Luna Del Alfa Luna Nueva ©
LobisomemLas leyes dictan que los seres sobrenaturales siempre deben estar ocultos de los ojos humanos y si alguno de ellos los descubre, tendrá que ser eliminado. Esa es la ley. ¿Pero qué pasa si ese humano es una Luna? ¿Se puede salvar? ó ¿Se tendrá que el...