Capítulo Catorce: Sentimientos Reales

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Alice

—Te quiero, Alice Lawrence.

Byron sonrió.

—Y no hablo de quererte como lo hacen ustedes los humanos —se encogió de hombros pero no porque no le importaría, sino porque estaba avergonzado por eso—, aunque quisera hacerlo, darte un cariño que fuera normal para ti.

Lo miré de nuevo y negué por qué no tenía palabras para lo que él estaba diciendo. No sabía cómo reaccionar.

—Y no quiero que esto te presione o que creas que todo lo tenía planeado. Jamás quise que sucediera así, que tú influyeras tanto en mí, pero —sonrió y tomó mi mano mirándola con detalle—, lo haces y me gusta saber que ahora mi mundo está ligado al tuyo. Me hace sentir más humano y sensato ante los problemas.

—Yo... —suspiré para dejar salir toda la tensión del momento—, no sé qué decir.

—No esperaba que dijeras algo —. Rió nervioso.

—¿Eso qué quiere decir? —. Pregunté confundida.

Estaba tan sorprendida que no sabía qué debería responder o preguntar, ¿Tengo que preguntar algo? Él parece haberlo dicho todo.

—No te enfades —negó con una sonrisa—, es sólo que quiero decirte las cosas y que no respondas. No necesito una respuesta, sólo necesito que me escuches y comprendas que te quiero a mi lado, pase lo que pase, estoy dispuesto a protegerte.

—Creí que me querías sólo porque te podía ayudar —. Susurré pensando en esa idea que por un momento se cruzó por mi cabeza.

—A veces hay cosas más importantes que un simple trato.

Él me miró con una mirada distinta a las que tenía antes cuando me miraba, no lo sé, era la primera vez que alguien me miraba así. Era diferente a todo lo que conocía y poco a poco me sentí nerviosa de saberme afectada por sus sentimientos también.

—¿Y qué cambió? —pregunté deseando conocer la respuesta—, ¿Por qué se siente como si esto fuera algo que sentías desde hace mucho tiempo?

Él sonrió y me miró directo a los ojos.

—Eso mismo me he preguntado yo desde el momento en que te vi —respondió sin pensarlo siquiera—, y es que no hay nada en nosotros que me sea difícil de hallar en otra parte, pero juntos, somos difíciles de superar. En serio me he quedado fascinado con tu fortaleza y valentía, tanto, que deseo seguir sorprendiéndome con cada faceta tuya que nunca antes haya conocido.

—No soy tan especial. No poseo poderes como tú, tampoco soy tan fuerte como tú y mucho menos puedo ser alguien que te de apoyo porque simplemente no soy igual que tú —dije completamente segura de mis palabras—, y sin embargo aquí estoy y no sé por qué.

—Hay personas que están unidas por algo más que un sentimiento —sonrió tiernamente—, y sé que tú eres ese punto en el que yo debía detenerme. En el que debía caer.

—¿Qué clase de declaración es esta? —. Reí bajo y él también.

—Supongo que no una normal.

—Por supuesto que no —negué sonriendo y tomé su mano con firmeza—, es única.

Él sonrió y dejó un beso en el dorso de mi mano mientras que volvía a mirarme a los ojos.

—Trataré de no gritar si tú prometes no escapar —asintió pidiendo tregua. Ya sabía que así lo hacía—. Hagamos que esto, sea lo que sea ahora, funcione para ambos. ¿Estás de acuerdo?

—Por supuesto —. Asentí sonriente y no dejé de mirarlo.

En sus ojos había paz y luz que me hacían sentir tranquila ante lo que fuera. No quería dejar de verlos. Aunque mi mente decía que algo no encajaba, mi corazón la callaba, era más fuerte mi deseo de estar en éste momento que irme a cualquier lado del mundo donde no estuviera Byron Hale.

La Luna Del Alfa Luna Nueva ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora