La Luna Del Alfa Luna Nueva ©

Capítulo Dieciocho: Tu Sueño Será El Mío

(Sugiero que la música la pongan cuando aparezcan estos *****)

Alice

Una semana después...

Mantuve mis manos cruzadas casi en todo momento, no podía evitar jalar mis dedos debido a los nervios que sentía.
Bastian por otro lado, sonreía paseando de un lado a otro con Tyler y Jonás viendo como estaban las cosas fuera de la casa. Los tres estaban bastante tranquilos y de vez en cuando tocaban a mi puerta preguntándome si necesitaba algo.

Las tres mejores damas de honor, por supuesto.

Antes me habían explicado qué es lo que tenía que hacer, incluso me habían entrenado para siguiera correctamente el camino mientras que me mostraban todo lo que se supone que ellos harían en ese momento. Bueno, en este momento.
Resulta que, el camino de faroles al final sí es importante, ya que conectaba la casa de Byron a través de la manada con el centro en donde siempre se ejercían las celebraciones. Algo así como un centro ceremonial.

El mismo lugar en donde sería mi boda.

Desde mi ventana se podía ver como algunos hombres levantaban una gran carpa cerca del centro de la manada; incluso había mujeres que iban y venían con un montón de arreglos que sólo me ponían un tanto más nerviosa.
Bastian estaba coordinando todo mientras que Tyler cargaba algunas sillas en sus brazos y Jonás le seguía para todos lados con una gran rebanada de pastel. Eso me hizo reír, pues cuando Tyler lo vio, lo correteó con una silla sobre su cabeza con la intención de aplastarlo igual que a un topo en la tierra.

Jamás me había imaginado que mi boda pudiese ser un gran alboroto.

En mi mente nunca se había cruzado la idea de que me casaría con un príncipe prácticamente; mucho menos que me enamorara de aquel hombre unos días antes de mi boda. Como si fuese un cuento de hadas en realidad.
No había imaginado nunca que este momento iba a llegar algún día, es decir, sí quería casarme alguna vez pero no pensé que lo haría tan joven y mucho menos con un hombre que se podía convertir en una bestia. Literalmente.

Mi estómago temblaba y juro que en cualquier momento iba a soltarme a correr por toda la casa gritando como una loca desquiciada. Sentía náuseas provocadas por el estrés y mis manos sudaban en extremo, casi se parecía a la vez que hice mi examen de graduación. Esa vez, estuve a nada de morir de un infarto.
En serio estaba demasiado nerviosa como para describir a la perfección cada sentimiento que tenía en mí en este precioso instante.

Era como miedo mezclado con pánico y algo de alegría. Un cóctel entero de adrenalina pura que se revolvía en mi estómago haciéndome marear.

—Tranquila, Alice —. Susurré.

Di una vuelta más por la habitación en espera de que la tina de mi habitación terminara de llenarse. No había mucho más que pudiera hacer, es decir, no podía convivir con los chicos y tampoco con Byron, Bastian nos había obligado a no vernos durante todo un día para que se respetara una parte de la tradición humana. Para mí, eso no importaba, pero Byron dijo que estaba de acuerdo con eso, es más, se movió al otro lado de la inmensa casa para no verme.

Mientras tanto, yo moría lentamente.

Mi vestido y mis accesorios estaban perfectamente alineados en mi cama al igual que la corona de flores que Byron me había pedido usar. No lo había entendido del todo, pero según él, era una tradición que el hombre recolectara cada flor que había entre la casa de su amada y él.
En este caso, yo no creía que Byron lograra atrapar cada flor entre él y yo porque jamás tuve un hogar cerca de él; así que supuse que la corona la había hecho con flores que seguramente se había encontrado por allí o que había mandado a Bastian a comprar en la manada.