Capítulo Treinta Y Cinco: Amor Desenfrenado

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Alice

No pude dormir de nuevo después de que Byron se marchó así que me puse de pie y me di una ducha tratando de borrar todo resto de la batalla que había tenido. No me gustaba el olor de la sangre en mi cuerpo y tampoco quería sentir el toque de Jonás en mi cuerpo, en serio quería borrarlo.
Ahora entendía aquella frase de sentirse... Sucio, porque después de lo que Jonás me hizo, en serio sentía asco de tan sólo tocar los mismos lugares que él había tocado antes.

Era horrible.

Para mi buena suerte, no había ninguna marca reciente más que rasguños pequeños que sabía perfectamente que antes habían sido heridas bastante profundas. Mágicamente, mi cuerpo se restaura con gran facilidad después de que Mack me haya ayudado con sus pócimas extrañas.
Aunque ahora que sabía la verdad de lo que soy, ya no me quedaba duda alguna de la razón por la cual sanaba de una manera extraordinariamente rápida.

Arconte. Eso es lo que soy.

Tenía dudas, por supuesto que sí, pero ahora creía que era más importante hacerme a la idea de que tenía que terminar con lo que sea que empecé para proteger a mi familia de aquel demonio con el que, desde ahora, tenía una guerra personal pactada.

Y Jake era parte de mi plan.

Sabía que Jonás tenía algo que ver con la desaparición de Jake y que ahora me haya mostrado el collar de mi hermano hacía aún más firme mi teoría de que él sabía qué es lo que había pasado con su cuerpo y yo tenía que averiguarlo cuanto antes.
Quizá me precipitaba, pero tenía que salir de aquí para empezar a buscar pistas de dónde estaba mi hermano y qué es lo que había pasado con él después del accidente porque, aunque sé que es poca la probabilidad, tenía la esperanza de que Jake en realidad podría seguir con vida.

Y esperaba que así fuera, en serio que sí.

—¿Alice?

Terminé de cepillar mi cabello y abrí la puerta para ver a Tyler detrás de ella.

—Hola, Ty.

—Hola, querida luna.

Él sonrió y miró el collar en mi cuello.

—Es de Jake, ¿Cierto?

—Sí —. Murmuré mirando el talismán que colgaba de la cadena—. Es el emblema de nuestra familia, lo único que nos queda de nuestros padres.

—Quiero preguntarte algo.

—¿Qué sucede?

—Dijiste que Jake lo tenía cuando sucedió el accidente.

—Recuerdo que mi hermano jamás se lo quitaba y sé muy bien que ese día lo llevaba puesto —. Asentí recordando ese día.

No fue necesario decir nada, ambos habíamos pensado en lo mismo ya.

—Piensas lo mismo que yo.

—Algo me dice que Jonás sabe lo que en verdad sucedió con Jake después de que el auto cayó —. Asintió.

—¿Esa era tu pregunta? —levanté mi ceja con confusión—, porque parece que tú ya tenías esa confirmación en la cabeza. Sólo querías corroborarlo, ¿Cierto?

La Luna Del Alfa Luna Nueva ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora