Capítulo 4

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Igor Montero

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Igor Montero

Lo primero que sintió fue el horrible dolor de cabeza, que le parecía que alguien estaba cavando una perforación en su cabeza. Abrió los ojos con dificultad, pero logró mantenerlo así para ver todo con mayor claridad, pero entonces vio a su lado en el sofá cama una mujer, parecía completamente pacífica, estaba dormida completamente. Enfocó su mirada en su rostro, y sonrió. Pero un golpe a la realidad, le sofocó el pecho.

-Nana, mi papá no durmió en su cama...- escuchó la voz infantil, antes de poder reaccionar. Se levantó abruptamente, sin poder evitar lanzar a Antonella al piso, con un golpe seco. ¡Mierda!

- ¡Ay! Ten cuidado...- Dijo la voz ronca de la morena. Que aún no se percataba que ya no estaban solos en la sala. Estudió la mirada sorprendida de su hijo, y luego miró a su madre. Que lo estudiaba a ambos.

Después de la borrachera de la noche anterior, prefirió recostarse con Antonella en el sofá cama. No le parecía correcto llevarla al dormitorio, no sin pensar que podían pasar cosas de las que después se podría arrepentir. Sobre todo teniendo en cuenta, que no tenía relaciones sexuales con una mujer hacía más de año y medio. Y precisamente porque esa mujer lo volvía loco, sólo con un beso. La mirada asesina de su madre, le bastó para saber que no le gustaba lo que estaba presenciando.

-¡Papá!- dijo Matías lanzándose a sus brazos, pero antes de poder decir otra cosa, miró a la mujer que murmuraba maldiciones, y presionaba su cabeza con ambas manos.

- ¿¡Papá!?- gritó de pronto Antonella, con los ojos abiertos. Miró al pequeño, y luego a la mujer mayor que miraba todo con una mirada hostil.- ¿Tienes un hijo, y otra mujer?- Esa mujer no entendía nada, le negó con la cabeza, se estaba excusando con ella. Pero sin esperar decir algo, se levantó y golpeó la puerta tan fuerte cuando salió que creyó en el Hotel le reclamarían. Se sintió prepotente, no quería ocultar su paternidad, pero la noche anterior no le dio tiempo para contar el detalle, que tenía un hijo de siete años y una madre protectora.

- ¡Vaya mañana! ¡Igor Montero!- dijo su madre, mirándolo feo. Se retiró de la sala y volvió seguramente a la habitación. Miró al cielo, rogando al ser sobrenatural que le ayudara en eso. Era obvio que Antonella se había espantado con respecto a su hijo, y si ella no toleraba los menores, quería decir que lo suyo no funcionaría nunca. Momento. ¿En qué momentos empezó a planear tener algo con ella? Estaba claro que ella estaba destinada a ser el desastre de su vida, si habían cosas que había fallado como marido con Julia, con Antonella era diferente. Ella no era para relaciones duraderas. Estaba casi seguro que tenía cada hombre en su puerta, rogando o lamiendo sus delicados pies. Trató de pensar en otra cosa y centrarse en su adorado pequeño.

- Padre, en el colegio me hicieron inscribirme en un taller...

- ¿Así?

- Sí, elegí teatro.- Le dijo con los ojos achinados, evaluando su respuesta.

Atada al pasado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora