Roberto Aguilera
Miró a Nicol hacer la comida, en su cocina, y sentía que todo su cuerpo estaba atento a sus movimientos. Nunca le había parecido afrodisíaco mirar cocinar a una mujer. Hasta ese día. Llevaba unos jeans con una camiseta gris, y unas sandalias. Nada muy provocativo, pero que le revolucionaba todo, tomó otro sorbo de la cerveza y la volvió a mirar. Nicol se volvió a mirarlo, y se puso a reír.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes esa cara?
- ¿Qué cara?
- Esa... de loco.- Roberto sonrió, y pensó en lo que decía. ¿Tanto se le notaba? No dijo nada más y se fue a la sala, ella dijo que quería cocinarle, así que él puso la mesa y esperó que estuviera listo todo.
Había pasado un mes desde el fallecimiento del padre de Antonella, y ella aún no llegaba a Viña del Mar, Igor estaba desesperado, todos los días le llamaba para contarle lo ansioso que estaba. Varias noches se juntaron los tres a beber cerveza. Mientras que Fernando les contaba su tan mencionada propuesta de matrimonio a Paulina, el día de los enamorados, pero aún no ponían fechas de boda.
Roberto por su parte, se estaba tomando las cosas con mucha calma, aunque había días que la paciencia le sofocaba. No aguantaría mucho con esa necesidad de por fin estar con Nicol, aún no tenían relaciones. Y aunque para él eso era muy importante, había aprendido que no podía apresurarse con ella. Sabía que era especial, y no desaprovecharía su oportunidad de comenzar a hacer las cosas bien con ella. Sobre todo teniendo en cuenta, que la mayoría de sus relaciones anteriores habían comenzado en la cama, y habían terminado siendo un desastre.
Tomó el celular y llamó a Antonella.
-Hola, Anto. ¿Cómo estás?
- Bien, mañana me voy. No aguanto un día más en éste lugar... ¿Has hablado con Igor?
- No... ¿Por qué?
- Estamos enojados...
- ¿En serio? ¿Qué pasó ahora?- Le preguntó extrañado.
- Bueno... le dije que no me iría pronto. Me dijo que quería venir unos días, pero le dije que no.
- ¿Y eso por qué?
- Porque mañana me voy, tonto.
- O sea que no le has dicho eso.
- No, quiero darle una sorpresa.
- Pues no te vayas a llevar una sorpresa tú, Anto. Su madre llegó ayer, así que no está solo en casa.
- Gracias por el dato... ¿Y Amalia también?
- No... No lo sé, en realidad...- Dijo dudoso, Igor había hablado de su mamá, nunca habló de la otra tipa. Pero no creía que ella estuviera.- Anto intenta razonar, el pobre se la pasa hablando de ti. Que te extraña y todas esas cosas, habla con él.
ESTÁS LEYENDO
Atada al pasado [TERMINADA]
RomanceAntonella sólo deseaba un poco de libertad en su vida, su padre los había abandonado y se había hecho un hogar lejos de ellos. El orgullo la hizo huir, pero jamás imaginó que aquello destrozaría su vida, tanto que jamás volvió a ser la misma, ya no...