Capítulo 9

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Dedicado a la primera que votó candy_candy214 en el capítulo anterior

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Dedicado a la primera que votó candy_candy214 en el capítulo anterior... A ver quién gana para el próximo. 

Antonella Edwards

Se sintió derrotada, no entendía nada lo que estaba pasando. Un día Igor le decía algo, al otro venía y le hablaba por whatsapp. Lo que sí tenía muy claro, que ese hombre la hacía sentir cosas que jamás un hombre le había hecho experimentar, dulzura, ternura, y pasión. Todo eso junto. Sus besos la hacían olvidar su resistencia a ser tocada por un hombre de nuevo, sus caricias le habían provocado humedad de inmediato. Sin siquiera pensar mucho en eso. Se acostó con una nueva sensación en su cuerpo, algo nuevo pero rico. No era malo. Para nada. Quiso llamar a Fernando, para contarle. Pero prefirió retener, ya tendría tiempo para contarle a la terapeuta, todo lo nuevo que estaba experimentando.

Por primera vez dejaba que un hombre traspasara una barrera de protección que mantenía intacta, desde hacía años. Que era confiar. Confiar que el hombre que tenía frente a ella, no le haría daño. No la dejaría herida, ni la abandonaría cuando más necesitaba. Sabía que con Igor la cosa no era tan fácil. Era un hombre con muchas complejidades, su vida estaba tan marcada como la de ella. Pero ese gusano que se movía dentro de ella, no era algo fácil de sentir para ella. Por lo mismo trató de tranquilizar su mente, y su alocado espíritu y se dispuso a dormir.

Cuando sonó la alarma a las dos horas después, su cuerpo no le quería responder. Pero se metió a la ducha, con los ojos cerrados, permitiendo que el agua la despertara del ensueño, pero aún así su cuerpo estaba cansado. Cuando estaba eligiendo que ponerse, un ruido sonoro la paralizó. Un jarrón de cerámica se había roto, sin pensar en taparse corrió al lugar donde se había producido el ruido. Y se encontró con un pequeño gato amarillo, que le miró culpable. Siempre había amado los animales, desde pequeña convivió con ellos en su antigua ciudad, pero ahora era diferente, cuando todo cambió en su vida. Fernando con un anhelo que no se sintiera sola, le regaló un pequeño perrito poodle toy, y a los tres meses apareció muerto en su patio trasero. Casi se murió de la pena, pero se dijo que no tendría más mascotas. Era demasiado triste tenerlos, y luego perderlos de forma tan repentina. Pero ese gato, puso esos ojitos como los de "gato con botas" y la enamoró. Le palpitó el corazón de la emoción, buscó leche y llenó un recipiente con el líquido blanco. Que el pequeño gatito saboreó en un lapso corto de tiempo, tenía miedo de tocarlo. Sabía que al tocarlo, el peludo se le pegaría en el corazón. Podía tener dueño, por lo que dejó la ventana por donde había saltado, y la dejó un poco abierta, la apertura justa para que el animal pudiera salir. Se apresuró en vestirse, y cuando preparaba su desayuno, recogió toda la tierra del macetero roto, y el gatito le rozó la pierna.

-Murrungo... ¿De dónde eres?- le habló con el apelativo que le decían a los gatos en su casa, el animal le maulló, se estiró y se recostó en el piso.- Debo irme, es muy tarde.- Se miró en el espejo blanco que tenía en la entrada, y miró su aspecto. Pelo suelo, traje azul, y blusa blanca. Y tacones rojos. "Sí, le encantaban", pensó, por lo mismo tenía tres pares iguales. Salió de la casa, olvidando completamente el problema de su auto. Aún no estaba listo, y no la habían llamado del taller. Estaba a punto de llamar a un taxi, cuando el auto de Igor se paró frente a ella.

Atada al pasado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora