Capítulo 21

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Antonella Edwards

Miró los ojos claros de Igor, y sintió que ese era el mejor momento del día, ahí reposados en la cama de su casa, se rió al sentir esa palpitación de excitación, y satisfacción al tenerlo con ella. A su lado. Igor le acarició la espalda desnuda, y besó su hombro.

-Debo irme luego, mis padres me esperan para cenar con ellos.

- Sí, ya me lo comentaste. No te preocupes, iré a visitar a Eloísa.- Le comentó levantándose de la cama, dejándole la vista completa de su cuerpo desnudo, tomó una bata que tenía cerca.

- No te la pongas. Creo que mis padres pueden esperar un poco más.- Dijo Igor, tirando al piso la bata, y siguiéndola al baño.

Se ducharon juntos repartiéndose caricias suaves, besándose hasta quedar sin aire, ella lo bañó a él y lo mismo por su parte con ella. Se sintió dichosa, Igor era capaz de sorprenderla gratamente, el día domingo que habían estado juntos le había preparado un desayuno exquisito. Y aunque no tenía idea que tipo de relación llevaban le gustaba eso, no era agobiante, ni posesivo. Era más bien una amistad con ventajas...

Al rato de haber quedado sola, Roberto tocó la puerta y entró a la casa, con una cara extraña.

-¿Te pasa algo?

- Nada que te importe.- Le respondió brusco, pero no quiso seguir preguntando, cuando estaba así prefería dejarlo tranquilo. Se fue a la cocina preparó dos tazas de café, y sacó un pastel que había comprado el día anterior. Roberto como siempre estaba en la silla a lado de la mesita, ni siquiera levantó la mirada cuando se acercó, estaba absorto en los papeles que estaba leyendo. Le mostró la taza humeante, y la miró con el ceño fruncido.

- Creí que querrías un poco de café, y pastel.- Le dijo dulcemente, la quedó mirando un rato, y suavizó levemente el gesto de la cara.

- Gracias.- Masculló apenas audible.- Pero no quiero pastel. Me quedo con el café.

- Está bien, me lo como yo.- Anto se rió, y se metió un buen trozo de pastel a la boca, era delicioso. Se acercó más a Roberto para ver lo que estaba leyendo, pero el guardaespaldas se atragantó con el café, y se alejó.- ¿Qué te pasa, Roberto?- Le preguntó extrañada, lo notaba tenso y furioso. Pero no tenía idea que podía haberle pasado.

- Es mejor que no preguntes y me dejes solo, sé que quieres ayudarme, Anto. Y lo valoro mucho, pero no estoy para nadie, lo único que haría sería hacerte daño.- Le dijo revolviendo su pelo castaño, hasta dejarlo despeinado completamente, lo notó tan contrariado que se acercó a él y le acarició su pelo, fue un gesto tan sencillo pero que logró que él se relajara, bajó los hombros y la miró fijamente.

- Mi mamá siempre me ha dicho, que lo mejor que puedes hacer cuando estás tenso, es pedirle a alguien que te acaricie el pelo. Sé que no me lo pediste, pero...

Atada al pasado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora