Santiago de Chile, Actualidad
Igor Montero
Miró sus nudillos apoyados en el escritorio, pero sentía que no pertenecía ahí, hacía mucho tiempo que había dejado de ser el hombre que todos querían, aunque en el trabajo era excelente. Jamás había dejado de lado eso. Pero su familia ya no era la misma, el día que Julia, su amada esposa, había fallecido. Todo había cambiado, sus días se tornaron grises y solitarios. Pero ahora al recordarla ni siquiera podía llorar, era como si todo sentimiento se hubiese esfumado de su cuerpo. Extrañaba ser ese hombre positivo, orgulloso de lo que hacía. Pero lo que más extrañaba era ser un padre perfecto para su hijo, Matías cada día le recordaba más lo que había perdido.
Julia había ordenado su vida, había compuesto su mundo, pero a veces el destino se burlaba de la felicidad, y les enviaba ese golpe de desilusión que los hacía reaccionar. Pero para él significó lo peor que podía haberle pasado en la vida, todas las noches era un cruel tormento llegar a su hogar, y no encontrar el aroma a rosas de su querida esposa. Una mujer llena de vida, que amaba su hogar, su esposo, y a su hijo. Y eso era lo que todos los días lo entristecía, no saber qué hacer para que su hijo volviera a ser el niño que era. Todo eso resultaba demasiado irreal, su madre trataba de estar todos los días con él, pero ya nada lo motivaba, de hecho parecía ser un niño mayor que la edad que tenía. Matías iba a un colegio caro, y era el mejor en su curso, con apenas siete años, ya sabía hablar inglés fluido, algo que había mejorado desde que su madre había fallecido. Porque a pesar de la muerte de Julia, él era un padre que se preocupaba de todo lo que hacía su hijo, tampoco era un padre ausente. Intentaba estar en todas las actividades extracurriculares, pero ese ambiente era el que lo tenía cansado. Sentía que ambos necesitaban cambiar de aires, una casa nueva, un trabajo nuevo... como dicen por ahí... una Vida Nueva. Estaba esperando la llegada de su Jefe directo, le había dicho que necesitaba urgente hablar con él, pero en vez de haber ido a su oficina, él dijo que iría allí. Estaba nervioso, porque era segunda vez que proponía su renuncia, pero no le aceptaban. Le decían que era un buen trabajador para la empresa, trabajaba para una empresa que trabajaba directamente con el Estado, así que todo era jerárquico en ese lugar. Suspiró pensando en las palabras precisas que usar con Héctor, pero la puerta se abrió antes de lo previsto, y ahí estaba su jefe con su aire de prepotencia, abarcando gran parte de la silla.
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Atada al pasado [TERMINADA]
RomansaAntonella sólo deseaba un poco de libertad en su vida, su padre los había abandonado y se había hecho un hogar lejos de ellos. El orgullo la hizo huir, pero jamás imaginó que aquello destrozaría su vida, tanto que jamás volvió a ser la misma, ya no...