Antonella Edwards
Tenía pensado mantenerse firme, todo el tiempo. Pero cuando el féretro de su padre comenzó a descender, su corazón se destrozó. Añoró esos mimos que cuando pequeña le daba, las tiernas caricias que la hacían sentir el ser más amado en la tierra. Pero eso había quedado en el pasado, tan arraigado en su memoria, que era imposible sacarlo. Elisa se derrumbó al igual que Marcos que se había mantenido inmutable, Óscar que era un caso aparte parecía sumergirse cada vez más. Toda la responsabilidad caería sobre él, miró sus ojos claros inundados de lágrimas, cuando lanzo con el puño un poco de tierra encima del ataúd, del hombre que había sido su padrastro.
"Siempre serás el padre que soñé, que tantas veces anhelé... Gracias por haber sido eso para mí"
Fueron alguna de las palabras que había dicho Óscar, dejando a sus hijos más dolidos y heridos de lo que él imaginaba. Ninguno quiso hablar, por la misma razón. Óscar los había dejado sin palabras, si su padre había sido más papá para el hijastro que para ellos, sus propios hijos. Los hería considerablemente.
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Después de su encuentro con Melina, y la repentina partida de Roberto. Sentía que no podía seguir ahí, quería volver a Viña del Mar. Estar nuevamente con Matías, había renovado sus deseos, además del hecho que con Igor las cosas iban mucho mejor.
Estaba en la cocina lavando los platos del almuerzo, cuando por detrás sintió que Igor la abrazaba.
-¡Cuánto extrañaba esto!- Le dijo oliendo su cuello y apretando su cintura. Le besó la parte baja produciéndole cosquillas.
- Para, nos pueden ver... no quiero que Mati sepa aún.
- Ya tendrá que darse cuenta...- Le estaba diciendo, cuando escuchó que alguien carraspeaba detrás de ellos, Igor se alejó de inmediato asustado y se rió. Era su madre con Elisa, que iban a ayudarle, no dijeron nada, así que siguió en lo que estaba. Pero Igor sacó una cerveza Kuntsmann* del refrigerador, y la tomó sin hablar. No pasaron ni cinco minutos cuando entró Matías y Eloísa a la cocina, luego Fernando y Paulina, y la conversación comenzó a fluir. Todos reían y charlaban animados, cuando Óscar entró cortando todo el ambiente.
- Tía Eleonor, necesitamos hablar...- Dijo el recién llegado, dirigiéndose a su madre, pero Antonella le plantó cara antes que su madre contestara.
- ¿Qué necesitas hablar? Para eso estoy yo, soy la hija mayor.
- Eh... es sólo para preguntarle unas cosas del campo...- Murmuró confundido.- No creo que sepas mucho de eso.
- Tienes razón, no tengo mucho conocimiento...
- Hija, iré con él. Más que mal somos familia.- Dijo su madre, como siempre tan condecente.
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Atada al pasado [TERMINADA]
RomansaAntonella sólo deseaba un poco de libertad en su vida, su padre los había abandonado y se había hecho un hogar lejos de ellos. El orgullo la hizo huir, pero jamás imaginó que aquello destrozaría su vida, tanto que jamás volvió a ser la misma, ya no...