Capítulo 8

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Igor Montero

No sabía en qué momento aquella conversación se le había escapado de las manos, terminó furioso. Se fue a su oficina y no salió de ahí hasta que no quedaba nadie en la planta, estaba oscuro y llegó a la casa cansado y fatigado. No había comido nada en todo el día, y deseaba un plato de comida de su madre, al menos algo bueno tenía todo eso. No estaba solo, tenía alguien esperando por él. Su hijo y su madre, en cambio Antonella, vivía una vida demasiado solitaria como para envidiarla. Ahora por fin le habían enviado a su mascota; Un Golden Retriever que se había ganado el corazón de su hijo, y el de él. Pero su madre le temía, así que estaba feliz de que la casa tuviera un patio grande, para que el animal no se estresara.

El perro fue el primero en recibirlo, y se lanzó encima de él.

-Hola, Piqué. ¿Nos extrañabas?- Lo acariciaba, y reía.

- Hola, papi.- Dijo Matías, tirándose a sus brazos. Entraron juntos a la casa, y se fueron a la cocina. Estaba hambriento así que apenas se sentó su madre le sirvió un plato de comida.

- Este fin de semana tengo que irme a Santiago.- Le dijo su madre, él la miró asintiendo.

- No hay problema, te voy a dejar.

- No es necesario, ya saqué el pasaje en bus.- le dijo cortante. Suspiró resignado, se venía nuevamente una discusión con su madre.

- ¿Debería preocuparme por este repentino viaje?

- No, para nada, el domingo en la noche estaré de vuelta.- su madre le desvió la mirada y continuó haciendo cosas sin volver a decirle algo.

- Está bien.- murmuró. Matías comenzó a parlotear, colegio, amigos, teatro... su hijo le fascinaba. Era un encanto poder conversar con él. Se fueron a ver una película en el sillón, y no pasó mucho rato cuando se quedó dormido. Su madre lo fue a despertar, levantó a Matias entre sus brazos, y se acostaron juntos en su cama. Y se le pasó el sueño, miró el reloj, eran las dos de la madrugada. Tomó el celular y entró en Whatsapp, se fue a la sección de "Estados", y tocó el primer nombre que aparecía en el ícono redondo. "Antonella", había actualizado el estado hacía apenas cinco minutos. Algo se removió dentro de él, cuando vio el video corto de ella y que titulaba "Otra vez insomnio". Su rostro lo decía todo, tenía ojeras y parecía muy cansada. Esa mujer destrozaba todas sus barreras de contención, sus labios eran invitadores, sus ojos eran luminosos y sinceros. Apretó responder, y le envió una imagen viendo su estado.

-¿Quieres conversar? - I.

(Escribiendo...)

-Dependiendo de qué... -A.

Estaba empezando a responder cuando contestó.

-Menos de trabajo. -A.

Suspiró no sabía qué tipo de conversación comenzar con ella.

Atada al pasado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora