C.A II "Amar y ser amado" [2]/Kookmin (Omegaverse)

Celo (2/3)

Jungkook no era capaz de articular palabras, era increíble porque nunca pensó que aquella facultad la perdería cuando todos sus sentidos parecían estar potenciados, más alerta que nunca de lo que estaba tocando con las puntas de sus dedos, piel tersa, suave y cálida. Se atrevió a abarcar ambos costados con sus palmas abiertas, contorneando la esbelta pero no por ello menos fornida figura masculina. Pasando por las protuberancias de sus costillas, crispando todo el corto bello del cuerpo del gatito, hasta llegar a las axilas, subiendo la camisa de algodón, descubriendo aquello botones marrones, que contaban con un pezón más grande que el suyo, que por lo duro y empinado que estaba lo incitaba a saborearlo entre sus dientes, como una bolita de chocolate.

Jimin maulló, lento y bajo, con los ojos cerrados disfrutando de las tímidas caricias sobre todo su torso, alzando los brazos para ser despojado de su primera prenda, exponiendo su firme pero poco marcado abdomen, con la piel totalmente lechosa al nunca ser expuesta al sol, contrario a las zonas más oscuras de sus brazos. Al abrir sus ojos pudo notar como el Alfa le dedicaba una mirada de apreciación salvaje a sus pezones, una parte demasiado sensible, tan receptivos, sabía que sería vergonzoso como respondería al contacto pero no por ello lo deseaba menos.

-Kookie- Llamó en un maullido necesitado, estremeciendo al lobo -Puedes probar si lo deseas- Ronroneo enredando sus dígitos en los desordenados mechones, acercándolo a su objeto de deseo -Soy todo tuyo.

-Mío- Jungkook asintió en una especie de trance, posicionando sus manos abiertas para con el pulgar comenzar movimientos circulares por la aureola que tensionaron completamente al omega. Sentía el calor y la firmeza al rozar la tetilla pero al presionarla se hundía suave en la piel, era fantástico observarlo y verlo, estaba fascinado.

Su boca salivaba por la oportunidad de probar que tan dulce era la piel del omega, por lo que su lengua salió entre sus afilados colmillos, larga y muy rosada tan característica de los caninos. La pasó por todo el contorno, abarcando una gran porción de piel, dejando un ascendente camino de saliva hasta el botón erguido, para allí entretenerse presionando con la punta de su lengua con fuerza para después trazar círculos y rozar con sus colmillos, sintiendo como la gran salivación de su boca prácticamente bañaba el pecho del minino.

Suaves gemidos que terminaban en un maullido llenaban todo el cuarto, era una dulce tortura a la que estaban sometiendo al gatito, podía sentir el calor de sus pezones casi arder por la fricción, sintiendo un alivio placentero ante la fría y húmeda sensación que dejaba a su paso el sinhueso del lobo, pronto su hinchado botón fue abandonado para continuar el festín al lado contrario, repitiendo el mismo exquisito tratamiento que tenía desecho en placer al omega.

Las caricias subieron de nivel cuando el lobo agarro confianza, comenzando a morder y chupar la bolita sensible, mientras entre sus dedos índice y anular apretaba al otro, en un constante bombardeo de estímulos que se materializo en la corrida del rosado y rellenito miembro del minino, uniéndose a los fluidos de lubricación que ya tenían empapado su short y calzoncillos.

Luego del pequeño orgasmo el gatito quedo como gelatina sobre sus cojines, tratando de regular su respiración, dejándose hacer cuando el lobo se dispuso a quitar las restantes ropas que lo cubrían. Dejándolo completamente expuesto bajo la hambrienta mirada del depredador, que ya tenía un nuevo lugar para atacar, aquellos carnosos muslos que ahora estaban sonrojados y brillantes por el lubricante, tantas ocasiones que estuvieron contra sus palmas, apretándolos, imaginando tocarlos sin barrera, estaban allí para por fin morderlos como había anhelado desde hace un mes. Sin más contemplaciones, ya los había admirado lo suficiente -Voltéate- Su voz salió como un ronco gruñido que apenas pudo entender el gatito, que se encontraba taciturno, con sus ojos entre abiertos para disfrutar de las reacciones de su Alfa.