Capítulo 35

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Afortunadamente para Elliot y Olivia alcanzaron a llegar a la hora correcta al precinto. Ambos llegaron  sonrientes luego de haber pasado gran parte de la mañana haciendo el amor. Ordenaron sus cosas en sus respectivos escritorios. Fin y Munch ya habían llegado, al parecer hace mucho tiempo atrás ya que ambos estaban ya en la mitad de su primera taza de café.

—Buenos días —saludó Olivia sonriente, muy diferente de la forma que se había retirado el día anterior.

Ambos detectives respondieron con agrado, estaban ajenos a lo que había sucedido en la sala de interrogatorios, aunque se habían sorprendido cuando Cragen había salido en búsqueda de ellos para seguir el interrogatorio. Sabían que el caso estaba en manos de Benson y Stabler, pero no hicieron preguntas, sólo se concentraron a interrogar a Franco, el que por supuesto siguió con su versión de que fue sexo consensual.

—¿Lograron algo ayer? —preguntó Elliot desde su escritorio, él sabía que Olivia quería respuestas. Ella estaba segura de que Cragen la iba a sacar del caso, a pesar de que Elliot le había asegurado que durante la conversación que habían tenido antes de irse, había sido claro en que todo dependía de ella.

Munch se aclaró la garganta luego de tragar un sorbo de su café amargo.

—Mismo discurso una y otra vez, dice que él no la violo —dijo Munch haciendo círculos con sus manos—. Después de unas dos horas pidió un abogado, por lo que nada pudimos hacer. De todas maneras Casey nos dio autorización para tenerlo en prisión por un par de horas —miró con cara de disculpa a ambos detectives, algo había pasado con el sospechoso porque ambos se habían retirado luego de estar interrogándolo.

Elliot dio una mirada al frente para ver la reacción de ella, sin duda no iba a ser una gran noticia.

Olivia sólo bajó la mirada buscando en los archivos que tenía en su escritorio, tratando de buscar algo que hacer, no quería volver a tener una reacción como el día anterior, por lo que tenía que calmarse y concentrarse. Respiró profundo y siguió rellenando documentos, el caso ya había pasado a la fiscalía, ellos habían hecho medianamente su trabajo, si hubieran tenido una confesión todo habría sido más fácil, sobre todo para Catalina .

—Liv... —ella levantó la vista para mirar al escritorio de Fin, que era quien la llamaba—. Casey dijo que te iba a llamar para ponerte al tanto del caso.

Ella asintió en respuesta, Casey también estaba en la sala de interrogación.

—Gracias... —respondió y fijó la mirada nuevamente a su documentación. Elliot estaba pendiente de absolutamente todo.

Media tarde, habían ido a almorzar a un restaurante que quedaba en la cuadra siguiente del precinto, un lugar cercano donde no perdían mucho tiempo en llegar. Habían salido solos y disfrutando de la compañía, aunque evitaron cualquier contacto físico ya que era un lugar que continuamente era visitado por sus compañeros de trabajos, y ellos no querían que fueran incómodos a su alrededor.

Liv escuchó su móvil, lo buscó y pudo identificar el número de Casey. Respondió de inmediato, escuchó a Casey con atención y luego corto.

—El... —Elliot levantó la vista para prestar atención—, era Casey, ya fijaron fecha para el juicio de Franco. Tenemos que hablar con Catalina para que atestigüe —esa era una de las partes que no le gustaba. Había un porcentaje de mujeres violadas que después de presentar la denuncia rechazaban la idea de dar testimonio, y era su labor convencerla de hacerlo—. Tenemos 24 horas para que Catalina acepte declarar...

Elliot asintió, eso solo podía significar que tenían que aprovechar cada minuto.

—¿Quieres ir ahora?

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora