Capítulo 17

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El domingo fue simplemente espectacular. Empezó temprano como todos los días, pero esta vez habían despertado en la misma cama por segunda vez, ninguno de los dos hizo comentario alguno sobre la situación, Elliot tenía claro que no era nada más que el agradecimiento de parte de Olivia por todas sus atenciones y ella no quería que él se lastimara la espalda.Ella se sentía mucho mejor, su ánimo estaba muy arriba y su cuerpo había comenzado a sanar rápidamente. 

Se juntaron con los niños de Elliot primero para desayunar todos juntos. Los cuatro hijos de Elliot fueron llevados por Kathy al pequeño restaurante familiar al que les gustaba ir los domingos a tomar desayuno. El encuentro entre los tres adultos fue muy cordial, incluso Elliot invitó a su ex- mujer a quedarse con ellos a disfrutar de una taza de café pero ella cordialmente se excusó, era el momento de Elliot con los niños y ella no iba a interferir. Saludó a Olivia amablemente y le deseo que se mejorara pronto. Todo fue increíblemente civilizado, después de todo tenían cuatro hijos en común tenían que ser amables unos con otros. Olivia podía notar que no era forzado, de echo cada vez que ella estuvo presente en sus encuentros podía notar que se daban un beso en la mejilla y un pequeño abrazo, realmente se llevaban bien.

Luego del desayuno en el restaurante decidieron ir a un parque que quedaba a un par de cuadras, todos estaban emocionados pero por sobre todo lo era la pequeña Emily que se llevaba toda la atención de los niños mayores. Todos trataban de hacerla reír y jugar con ella, incluido Dickie, por lo que tuvo un gran momento. Olivia por su parte solo sonreía al ver a su hija tan feliz, sin duda volver a Nueva York fue correcto, su hija en Washington permanecía dentro de la casa la mayor parte del día. Mientras ella trabajaba estaba constantemente en pánico de recibir la llamada diciendo que Andrew las había encontrado pero ahí todo era diferente, podía estar relajada, sobre todo porque tenía a Elliot, su mejor amigo a su lado.

— ¿Qué piensas? —le preguntó Elliot al verla sumida en su pensamientos. Los niños iban muy por delante de ellos, ella aún tenía dificultades para caminar rápido y él iba haciéndole compañía. Por suerte Maureen iba con los pequeños más adelante, cuidando que ninguno cruzara una calle o se cayera al suelo. 

—Sólo me alegra de verla tan feliz —respondió sin mirarlo.

—Hiciste bien Olivia... volver a tu ciudad —dijo, aunque en su cabeza bailaba la palabra "conmigo", pero claramente no podía decirlo, no quería asustarla, de echo él mismo estaba un poco asustado de sus pensamientos.

—Lo sé. Me doy cuanta todos los días. Ella se ha vuelto muy alegre desde que llegamos... —Elliot asintió, vio como ella se detuvo a mitad de camino.

—¿Necesitas descansar? —preguntó, iba pendiente de ella a cada paso del camino.

—No. Está bien. Estamos por llegar ¿cierto? —preguntó casi esperanzada.

—Te dije que era mejor que viniéramos en el auto —le reprochó sonriendo.

—Eran solo seis cuadras. Puedo caminarlas perfectamente —contestó tercamente. Tomó una respiración profunda, estaba cansada, pero por supuesto no le iba a dar la razón a Elliot, solo quedaba un poco más de mitad de camino.

Cuando llegaron al parque estiraron una manta sobre el pasto, Olivia tomó a Emily y la puso sobre su pierna buena. La bebé no estaba acostumbrada a caminar largas distancias y estaba claramente cansada, pero le duro solo unos minutos. Cuando vio que Dickie y Lizzie salieron corriendo detrás de un carro de helado ella se levantó de la rodilla derecha de Liv y emprendió una carrera detrás de los niños, tan rápido como sus pies podían correr. Olivia no podía evitar reír ante la desesperación de su hija por alcanzar a los niños mayores. Elliot había salido detrás de todos ellos para evitar que sus hijos asaltaran al pobre hombre. Los tres chicos volvieron minutos más tarde comiendo helados. Él había comprado cuatro, una para Maureen, otro para Kathleen, para él y por supuesto para Olivia.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora