Capítulo 79

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Teresa se había ido cerca de las tres de la tarde. Emily finalmente se había cansado y se había quedado dormida en el sofá. Liv la había cogido en sus brazos y la había llevado a su cuna para que descansara más cómodamente.

Se quedó observando a su hija, en un par de días su vida podía cambiar rotundamente y sólo pensar en eso se le apretaba el pecho. Luchaba por tener una actitud y pensamiento positivo pero en temas judiciales nunca nada era seguro, como oficial de la ley ella lo sabía. Había perdido la cuenta de la cantidad de casos donde estaba todo para que alguien fuera declarado culpable y sin embargo el jurado lo liberaba.

—No pienses así —se dijo en voz baja, sin duda esos pensamientos no ayudaban mucho.

Observó la habitación, habían hablado con Elliot de cambiar a Emily a una cama de niña grande como le habían dicho, por lo que habían bajado una de las barandillas de la cuna, de esa forma la niña pequeña se iba acostumbrando. Cubrió a su hija con una manta rosada y con suavidad para no despertarla besó su cabello.

—Que tengas una buena siesta —tomó el monitor y se lo llevó con ella.

Un bocadillo sonaba excelente para su estómago hambriento, por lo que fue a la cocina, se sirvió un vaso de jugo de piña y unas galletas saladas. Tomó ambas cosas y se fue a la sala de estar, con toda la intención de relajarse viendo televisión mientras Emily tomaba su siesta. No se sabía muy bien la rutina de su hija ya que los días que estaba con ella eran los fines de semana y por lo general la niña era una fuente de energía al estar rodeada por los niños de Elliot.

Se acordó de la situación de Teresa y su hijo, rogaba a Dios que todo saliera bien, sin duda en la noche le iba a dar una llamada para ver cómo estaban las cosas en el hospital.

—Buenas tardes, busco a Olivia Benson —dijo un hombre al entrar en la sala principal. Elliot observó al hombre parado frente a él, vestía terno caro y andaba con un maletín en su mano.

—La detective Benson no se encuentra —miró el escritorio vació de su compañera—. ¿Puedo hacer algo por usted? Soy su compañero.

—¿Eres Elliot Stabler? —preguntó, recibiendo una respuesta afirmativa de Elliot—. Sr, Stabler, mi nombre es Domingo San Marcus, soy el amigo de Casey —se presentó al ver la vacilación en su rostro—. Ella me pidió que viniera a hablar con ustedes —como reacción inmediata Elliot extendió la mano para saludarlo, definitivamente ese hombre frente a él merecía su total y absoluta atención.

—Vamos a hablar más tranquilos en la sala de entrevistas —dijo, por supuesto el tema era algo personal, sabido por el resto de sus compañeros pero aun así necesitaba tratarlo en privado.

—Me parece bien.

—Voy a poner al corriente a mi jefe y voy enseguida —le indicó donde estaba la sala. Domingo era un hombre cordial y un amigo muy cercano de Casey por lo que no tuvo inconvenientes en ir a hablar con ellos, sobre todo si eran amigos especiales de Casey.

Elliot volvió a los minutos a la sala, ya sentado cómodamente se encontraba Domingo con el maletín sobre la mesa. Esperó que Elliot cerrara la puerta y se pusiera cómodo.

—Sr. Stabler, me gustaría que estuviera la Srta. Benson también presente en esta conversación.

—Por favor, llámame Elliot —dijo primero, él no sabía hasta qué punto Casey había puesto al corriente al abogado pero si él los iba a ayudar tenía que contar con toda la información posible—. Olivia está en casa... tiene una semana de reposo —hizo una pausa—. Liv tiene casi cinco meses de embarazo, tuvo algunas complicaciones y en estos momentos está en casa —añadió, sin duda la noticia capto la atención de Domingo.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora