Capítulo 143 (+18)

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—Te amo... —le dijo, quería asegurarse que ella lo supiera siempre, que esto sólo tenía que ver con ella.

Liv abrió las piernas para que él quedara entre ellas. Él tomó su pene y lo puso en su entrada. Ella gimió sólo por la anticipación. Lentamente empujó en ella, entrando centímetro a centímetro, sintiendo su calor y humedad.

—Dios... —se quejó, ante la sensación de tenerlo en su interior completamente—. Te amo... —respondió con la respiración entre cortada. Eso era la gloria.

Elliot gimió cuando el calor interno de Liv lo rodeó, estaba completamente en su interior, disfrutando la sensación de su calidez. La besó suavemente, dulcemente sin moverse.

—¡Dios Liv! —jadeó—, tan apretada y mojada —agregó con voz ronca y excitada.

Ella se rió y besó sus labios.

—¿Estas bien nena? —sabía que podía hacer daño, por lo que siempre era muy suave y esta vez no era la excepción pero esta vez estaba más preocupado ya que hace tiempo no habían estado así.

—Un minuto —hizo una mueca, su cuerpo acostumbrándose a sentirle dentro—. Me encanta tenerte en mi interior...

Elliot salió de ella, para entrar nuevamente y comenzó a penetrarla lentamente, moviéndose con cuidado para no lastimarla.

—Mierda... —gimió Liv cuando sentía cada embestida que él daba en su interior.

—Te amo... —susurró Elliot en su oído, en cada embestida.

Liv enterró sus uñas en la piel de la espalda de Elliot, estaba segura que iban a dejar marcas pero estaba desesperada ante las sensaciones que sentía en su cuerpo, con tener al hombre amado en su interior, haciéndole el amor.

—¿Estas bien? —preguntó él dulcemente, dándole algo de tiempo para que ella descansara, quería que durara un tiempo. Ella asintió.

—Se siente maravilloso —sonrió, este hombre le hacía sentir cosas que nunca había sentido antes, cuando estaban juntos existía una conexión que iba mucho más allá del sexo, era la intimidad, la conexión perfecta entre ellos.

Ella movió sus caderas para instarlo a seguir moviéndose. Sonrió al ver la mirada que le dio Elliot. Él retomó las embestidas, entrando y saliendo de ella, le encantaba los gemidos que salían de los labios de Liv, sólo lo volvían mas caliente aún. Las penetraciones se volvieron más y más rápidas, pues el podía sentir como las paredes internas de Liv empezaban a apretarse, él sabía, estaba cerca, muy cerca. La besó una vez más, mientras se movía en su interior.

—Dios... se siente tan bien... El... —se quejó—. ¡Dios! Voy a acabar —advirtió, solo recibió un par de gemidos como respuesta de Elliot, ella lo apretó aún más hacía ella, podía sentir como empezaba pulsar en su interior.

—Te sientes tan bien Liv...

—Cristo...

Elliot se derramó en su interior, sintiendo como su interior lo apretó. Ambos estaban sudando y sonriendo. Acarició su rostro.

—¿Estas bien?

—Increíble...

Era verdad, ella se sentía increíble, habían llegado al clímax juntos, había sido perfecto. Elliot se quitó de encima con suavidad, saliendo de ella, viendo la mueca en su rostro. Se recostó y Liv se acomodó en su pecho, quedando abrazados y desnudos dentro de la pequeña cabaña, todo había sido absolutamente perfecto. Ella suspiró, relajada, tranquila, satisfecha.

—El... —dijo suavemente, amaba estar con él por supuesto, pero también tenía otra cosa en su cabeza—. Elliot, me gustaría tanto seguir así contigo —hizo una pausa—, tenemos que llegar a casa... —agregó incorporándose.

Renacer - BenslerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora