Cerca de las nueve de la noche, sonó el timbre de la puerta. Aaron fue a abrir. Hannah seguía en la habitación de la niña, no había consentido en moverse de allí y no pensaba dejarla sola ni un instante.
—Buenas noches —Saludó el padre McGray tendiéndole la mano—¿Usted debe de ser Aaron? Me llamo Jack, seguro que su esposa le ha hablado de mí.
—Encantado de conocerle, padre—dijo, estrechando la mano con un fuerte apretón.
—Con Jack será más que suficiente. ¿Hannah?
—Está arriba, en el cuarto de Anissa...Está tarde han sucedido ciertas cosas.
—Me lo temía —reconoció Jack —, debería haberle avisado. Me gustaría hablar un momento con usted, antes de subir a ver a su esposa.
—¿Qué desea saber?
—Quiero conocer su opinión de todo esto. ¿Usted ha sentido o visto algo fuera de lo normal?
—No, nada, pero creo en lo que dice mi mujer.
—Sí, sí claro...Estoy convencido de que lo que Hannah dice ver, es real, para ella; pero debido a sus antecedentes, a su internamiento en un centro psiquiátrico y a su acusación de asesinato...
—Aquello ya se aclaró.
—Sí, lo sé, he hecho los deberes. Hannah fue exculpada por el asesinato de su familia. Lo que yo deseo saber es por qué sus padres la ingresaron en el psiquiátrico cuando apenas era una niña. Hannah dice no recordarlo y no hay expedientes...
—Nunca lo he sabido. Hannah es bastante reservada en ese tema y yo tampoco he querido preguntárselo. Ella es una persona normal, adora a su familia y francamente, no me importa lo que le haya sucedido con anterioridad. Ella ahora está...
—¿Bien? — Jack dejó en el aire la pregunta.
Aaron se quedó en silencio. Hannah no estaba bien, eso se veía al instante. Sus pesadillas, sus continuas alusiones a esa tal, Eris... No, no estaba bien, pero tampoco creía que todo fuera debido a un trastorno de su mente.
—Hannah, estará bien —Puntualizó al fin.
—De eso también estoy convencido, ahora vayamos a ver a su esposa.
La encontraron acurrucada en la cama de su hija con la mirada perdida en las profundas sombras de la alcoba.
—¡Jack! —Exclamó la joven levantándose de la cama por primera vez en muchas horas —. Ya sé lo que pretende, Eris, quiere a Anissa...
—Tranquila, cuéntamelo todo.
Hannah le relató todo lo sucedido aquella tarde. Cuando terminó se quedó mirándole fijamente.
—Está bien. Así que piensas que puede estar interesada en la niña.
—Sí, escribió su nombre en el espejo y también están sus continuas visitas a mi hija, ella dice que la tía viene a verla por las noches; pero ni Aaron ni yo tenemos hermanas...
—Hay que contar con la imaginación de los niños...
—No necesito que me hables como un psicólogo, necesito que me hables como un sacerdote... —dijo Hannah, levantando la voz.
—Tranquilízate, cariño —Aaron abrazó a su mujer.
—Lo siento, es que estoy muy asustada. Me agredió, por primera vez en mi vida, Eris me agredió a mí.
—¿Cómo que a ti? —Preguntó el padre McGray —. ¿Acaso Eris agredió a alguien anteriormente?
Hannah estaba al borde de las lágrimas.
—Hubo algunas ocasiones en que, cuando vivía con mi familia, mis hermanos recibieron...castigos cuando se enfadaban conmigo. Nunca fue nada grave, solo cosas sin importancia.
—Denota la actitud violenta de ese ser...
El padre Jack fue interrumpido por el sonido del timbre de la puerta.
—Deben ser mis ayudantes y el profesor Howard Mansfield, del AIP. Me tomé la libertad de avisarle, espero que no les importe.
—Iré a abrir —dijo Aaron.
—¿Qué es el AIP? —Preguntó Hannah.
—El American Institute of Pharapsicology. Pertenecen a la Universidad de Princenton y están patrocinados por la mismísima Smithsonian. Ellos cuentan con todos los recursos para este tipo de investigaciones.
—¿Investigan casos como este?
—Realizan investigaciones de todo tipo, desde abducciones, poltergeist, casas encantadas hasta avistamientos OVNI. Lo forman un grupo muy heterogéneo de estudiantes, hay humanistas, físicos, algún que otro psicólogo e incluso un matemático de conocido renombre. El profesor Mansfield es el líder del grupo. Está doctorado en filosofía pero su verdadera pasión es el tema paranormal.
Aaron subió en ese momento con cuatro personas. El padre McGray hizo las presentaciones. Aparte del profesor Mansfield, un hombre de unos sesenta y cinco años, muy alto y delgado y de su ayudante, una joven de unos veinte años, morena y muy callada, a la que presentó como Loretta Stein, estaban sus dos ayudantes: Jean Pierre Devereaux, francés de nacimiento pero nacionalizado Estadounidense, de diecinueve años, pelirrojo y barbilampiño y Edward Greenes de veintiuno, rubio y con el porte de un modelo masculino de alta costura. Ambos estaban ordenados como sacerdotes y eran muy buenos amigos del padre McGray.
El profesor Mansfield se acercó hasta Hannah y la tomó de la mano.
—Quiero que me lo cuente todo, querida. No omita ningún detalle por superfluo que pudiera parecerle. Es en esos pequeños detalles donde al final se encuentra la verdad.
—La única verdad es que estoy muy asustada, profesor.
—Lo comprendo, pero estos fenómenos se alimentan del miedo, así es como crecen y acaban por infectarlo todo. Le enseñaré a luchar contra ese miedo. Ahora, quiero saber que es lo que está pasando en esta casa.
Hannah se lo relató todo sin omitir nada. Era, según creía, la primera vez que lo contaba tal y como sucedió.
—Según dice, no recuerda cuándo fue la primera vez que Eris la visitó y en qué circunstancias ocurrió aquello.
—Sé que era muy pequeña. Todo comenzó como un juego. Un amigo imaginario como tantos niños suelen tener. Pero Eris era muy especial, distinta a lo que más tarde supe que eran esos amigos imaginarios. Eris podía comunicarse conmigo y además tomar el control de mi propio cuerpo. Durante un tiempo lo achaqué a lo que los médicos me dijeron. Un trastorno de la personalidad, me diagnosticaron esquizofrenia; pero los trastornos mentales no suelen mover objetos, ni escribir en los espejos, ni tampoco intentan asesinarte...
—Hay ocasiones en que una enfermedad mental puede ser muy parecida a una posesión diabólica, tanto que lleguen a confundirse; aunque no creo que este sea el caso. Aquí hay más, mucho más de lo que a primera vista se puede ver, estoy convencido de ello.
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Hannah. El despertar. (Terminada)
ParanormalAl fin Hannah puede llevar una vida normal, o eso cree ella, hasta que vuelven a comenzar las pesadillas que le atormentaban desde que era niña. Eris quiere volver y esta vez utilizará todo su poder para lograr encarnarse en un cuerpo físico, libre...