42. Verdades ocultas

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Hannah había dejado el paquete en el suelo, como si fuera algún tipo de amenaza.
—¿Qué es lo que ocurre, Hannah? —Le preguntó su marido confundido.
—Hay algo que no te he contado, Aaron —le susurro Hannah para que Anissa no la oyese —, pero créeme, tan solo lo he hecho para no preocuparte.
—¿De qué se trata?
—Es sobre Jason —dijo Iris —,  no está muerto tal y como pensábamos.
—¿Tú también lo sabes, Iris? ¡Claro! ¿Cómo no? ¡El único que no se entera de nada es el tonto de Aaron!
—No es eso, cariño... —dijo Hannah sintiéndose muy mal —Él, nos amenazó...
—¿Qué nos amenazó? ¿Por qué no avisaste a la policía?
—No lo creímos necesario —explicó Iris.
—¿No lo creísteis necesario? ¡Un loco y un asesino andan sueltos por ahí y no lo creísteis necesario!
—Yo te lo iba a contar, Aaron —confesó su mujer —,  cuando fuera el momento idóneo.
Aaron quería estar ofendido pero en realidad eso era imposible en él, quería demasiado a Hannah para enfadarse con ella.
—Cuéntamelo todo, Hannah. Todo.
Hannah le explicó todo lo ocurrido sin omitir nada, cuando terminó miró expectante a su marido.
—¿O sea, que pensabais enfrentaros las dos solas contra él?
Hannah asintió e Iris la imitó.
—¿Y a eso lo llamáis un plan? ¿A cuántas personas ha asesinado ya ese loco? ¿A seis? ¿A siete...?
—Más o menos —contestó Iris —,  pero contra Hannah y contra mí no tiene nada que hacer.
—¡Ya, claro! ¡Podrías acabar con él tú sólita! ¿Verdad, Iris?
—¡Claro que puedo! —Protestó la jovencita muy convencida —, que no te confunda mi apariencia, Aaron. En el fondo...
—¡Sí, explicanoslo! ¿Qué eres en el fondo? ¿Algún tipo de monstruo asesino?
Iris enmudeció.
—Eso no es justo, Aaron —le reprendió su mujer.
—No, claro que no es justo. Ya sé que no es justo...Pero un asesino anda suelto por ahí y ahora me dices que nuestra familia es su objetivo, ¿cómo quieres que me ponga?
Todos permanecieron en silencio durante un minuto, luego Aaron volvió a hablar.
—Lo siento Iris, no quería decir eso de ti...es que estoy asustado.
La jovencita asintió cabizbaja.
Anissa que había permanecido al margen durante toda la conversación, se plantó delante de ellos con los puños en las caderas en actitud amenazante.
—¡Dejad de enfadaros y abrid el paquete!
Ella ya comprendía en ese momento que Santa Claus no había sido el que había traído el regalo sino alguien llamado Jason y que era un monstruo muy malo.
Iris sonrió ante la súbita explosión de sentido común de su hermanita y vio que llevaba razón. Hasta que no lo abrieran no tenía sentido especular sobre él.
—Yo lo abriré —dijo —apartaos un poco.
—No pensarás que pueda tratarse de una bomba o algo así ¿no? —Quiso saber Aaron más preocupado si cabía.
—¿Una bomba? No, no es su estilo —explicó Iris —, pero seguro que es algo macabro, eso no me extrañaría.
Aaron se alejó con Anissa, arrastrándola, pero esta no estaba dispuesta a perderse nada, adoraba abrir paquetes y ese le tenía intrigada.
—Está bien —cedió su padre —,  nos quedaremos aquí a verlo.
Iris quitó el envoltorio del paquete y abrió la caja de cartón. Dentro había otra caja, esta vez de madera, pintada en un llamativo estilo colorista.
Al manipular la caja, la tapa se abrió de golpe haciendo que un horrible payaso saliera despedido de su interior al tiempo que resonaba una macabra risotada. En las manos, el payaso que se balanceaba de un lado al otro, llevaba una tarjeta en la que podía leerse: Os asesinaré a todos.
—¡Que divertido! —Dijo Iris —.  Como genio del mal, Jason no tiene desperdicio.
Hannah le rió la broma, pero Aaron permanecía muy serio.
—No es nada divertido,  Iris —la corrigió —,  es más bien grotesco y muy perturbador.
—¡A mi sí me ha gustado, papi! —dijo Anissa — ¡Hazlo otra vez, Iris! Quiero ver como baila el payaso.
—Aquí hay un sobre —dijo Iris al mirar con más atención la caja donde venía el regalo, mientras se lo entregaba a Hannah.
Esta abrió el sobre y sacó una hoja cuidadosamente doblada. Estaba escrita con un ordenador. La leyó, bastante intrigada.
"Sientes miedo, Hannah,
o sólo curiosidad.
¿Te gustaría saber como
morirán Aaron y Anissa?
¿Cómo morirás tú?
No podrás hacer nada,
esta vez.
Ni siquiera ese engendro,
con forma de dulce niñita,
podrá impedirlo.
Disfrutaré quitándoos la vida,
uno a uno.
Cuenta los segundos
a partir de ahora, porque
eso es lo que os queda
de vida.
Jason Lowe."
Hannah le pasó la carta a Aaron y este a su vez se la entrego a Iris.
—Para ser un abogado tiene un estilo de escritura bastante catastrófico. No es capaz de hacer rimar ni una sola estrofa. "Engendro con forma de dulce niñita" ¿Habéis leído lo que me ha llamado?
—Lo que me intriga es que parece saber quien eres —dijo Hannah.
—No sé cómo ha podido averiguarlo. Quizás nos haya seguido.
—Eso o cuenta con ayuda —precisó Aaron —Ese Jack del que me habéis hablado. No le conoces de nada, Hannah, pero parecía estar al tanto de nuestras vidas. Quizás sea él el informador.
—Jack es una buena persona —opinó Hannah —,  no creo que sea él.
—¿Cuál era su apellido, Hannah? Quizás en internet venga alguna noticia de su terrible accidente —Preguntó Aaron.
—Se llama Jack Sonder y...
—¡Jack Sonder! —Gritó Iris —¡Nunca me habías dicho su apellido!
—No creí que tuviera importancia, ¿qué es lo que ocurre?
—¡Jack...Sonder! ¿No lo veis?
Hannah negó con la cabeza, Aaron tampoco supo a qué se refería.
—Ja....Son...si eliminamos algunas letras...Todo este tiempo nos ha estado tomando el pelo.
—¡Dios mío! ¿Es él? —Hannah no quería creerlo — ¡Jack Sonder es Jason!

—¡Dios mío! ¿Es él? —Hannah no quería creerlo — ¡Jack Sonder es Jason!

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Hannah. El despertar. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora