Capítulo 3

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Después de haber estado ocho horas completas en el colegio, lo único que quiero es ir a casa, pero Dorian nada que llega. El siempre tan irresponsable. Llevo treinta minutos esperando y nada. Siento vibrar mi celular y ya se que es él.

''Ya Estoy Llegando Espérame En La Z'V Para No Dar Tantas Vuelta... En 5 Minutos Estoy Allí ;)''

Cómo siempre el con sus mensajes, ni siquiera tiene la delicadeza de llamarme. No le respondo y me encamino a paso lento hasta la Zona Verde, que queda al frente del colegio. A esta hora sólo quedan algunas personas que hacen ejercicio o que andan con sus mascotas. Hoy está más solo que de costumbre, debe ser porque es viernes o porque hace un poco de frío. Luce algo tenebroso. Trato de no fijarme mucho en eso mientras camino.

Me toma cerca de cinco minutos llegar a la Zona Verde y Dorian nada que llega. Avanzo unos metros más y me siento en una de las húmedas bancas de madera. Miro a mi alrededor y veo que soy la única por aquí todos están concentrados al otro lado en las zonas recreativas. Me podrían matar y nadie se da cuenta, sacudo la cabeza con la intención de alejar esos pensamientos de mí.

Saco mis audífonos y me pongo a escuchar música a todo volumen. Grave error. Estoy tan concentrada oyendo 'Welcome to the jungle', que no me doy cuenta que al lado de mi bolso reposa un sobre negro. Juro que cuando llegue no estaba ahí, ¿o si? De igual, me lo quedo viendo y me pregunto si lo debo coger o no. Lo miro una y otra vez, miro a todos lados y de nuevo no hay nadie, así que lo agarro con una velocidad sorprendente, como un animal cuando agarra su presa. No sé porque actuó así. A veces me desconozco.

Justo cuando lo voy a abrir llega Dorian y no me queda de otra que guardarlo en mi bolso torpemente mientras avanzo hacía el Chevrolet Tahoe, al hacerlo siento como un leve calor se extiende por todo mi cuerpo.

—Carta de invitación o qué- me grita Dorian desde la camioneta.

No entiendo porque se queja si la que lleva esperando casi 20 minutos soy yo.

—La próxima vez deja que me vaya en taxi—le digo mientras me acomodo en el asiento del copiloto.

—¿Quién era el hombre que estaba contigo? —lo miro con cara dubitativa, de qué hombre habla. Tras de impuntual ahora alucinante.

—¿Cuál hombre?

—No te hagas Anne, él que estaba detrás de ti-. Me mira a los ojos y comprendo que está hablando en serio. Pero de qué hombre habla, si yo no vi ni sentí a nadie.

—Mmm como iba vestidos.

—Iba todo de negro y llevaba un gorro de copa del mismo color así que no le vi la cara, pero parecía que te estaba mirando.

—Ah ya— le respondo con una sonrisa tímida haciéndome la entendida. No tiene sentido que sigamos hablando de eso porque si él dice que lo vio, yo le creo. De pronto yo por estar escuchando música a toda, no me percate de la presencia de ese tipo. Mientras avanzamos volteo a mirar hacia donde unos minutos antes había estado sentada y no hay rastros de aquel hombre.

¬—¿Anne, estas bien? — me toma por sorpresa esa pregunta. -Te veo estresada, ¿quieres ir a divertirte ésta noche?

—¿Me estás invitando a salir?

Me parece extraño que me haga esa propuesta, porque siempre evita salir conmigo, ya sea porque me paso de la raya con el alcohol y me quedo dormida o porque le daño sus planes sexuales.

—Una vez al año no hace daño, hermanita. Qué dices.

—Bueno, no tengo de donde escoger- y es verdad porque desde el accidente nadie se ha interesado en salir a divertirse conmigo hasta aquellos que eran mis amigos y decían quererme.

MILUFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora