Capítulo 21

1.3K 139 8
                                    

Voy caminando por un pasillo que parece ser demasiado largo, las paredes son blancas y al final parece brillar una luz; —allá es a donde voy—pienso en voz alta. Doy varios pasos hasta que por fin llego al final del pasillo y me encuentro con una puerta, la intento abrir, pero está cerrada, no lucho por abrirla y doy vuelta para ir a otro lugar. Para mi sorpresa me vuelvo a encontrar con el mismo pasillo y con la misma luz. Doy un vistazo a mis espaldas temiendo que no esté la puerta, pero si está, así que voy hacia la luz.

El trayecto esta vez fue más largo. A medida que me voy acercando, una niebla espesa me va dando la bienvenida con un frio abrazo. Oteo hacia atrás y no hay ningún rastro de la puerta que vi anteriormente, le resto importancia y avanzo entre la bruma. Cada vez que doy un paso, comienzo a escuchar voces, apenas son un murmullo y se oyen distorsionadas, guardo la esperanza de que se escuchen mejor cuando este más cerca. Cuando las voces son más vadeables, mi corazón palpita con frenesí, corro para llegar más rápido al origen de las voces pero no lo logro.

—¡Dorian!—grito mientras corro más no lo veo, no logro ver a mi hermano—¡Rimini!

La fatiga me obliga a detenerme y a causa de la impotencia lloro como si no hubiera un mañana. No se donde estoy ni como llegue aquí, lo último que recuerdo es que estaba en manos de esa cosa y nada más.

Limpio mi nariz con el dorso de mi mano y me pongo en pie para continuar con la búsqueda. Después de deambular unos cuantos metros, encuentro el final de la luz...del túnel, para toparme con un abismo

—¡No, esto no puede estar pasando! —Grito al ver hacia el abismo—¡Esa no soy yo!

Froto mis ojos con la intención de borrar esa imagen pero no se va. Me sigo viendo ahí, tendida sobre una mesa de piedra con una túnica negra.

Niego una y otra vez, mientras mi cerebro concluye que estoy muerta y que mi espíritu está presenciando mi funeral.

Cierro los ojos y me dejo caer a escasos centímetros del borde negándome a esta conclusión.

—Yo no puedo estar muerta, yo no puedo estar muerta.

Me doy repitas cachetadas con la intención de despertar, pero al parecer no estoy dormida.

Detengo la autoagresión al sentir reposar una mano sobre mi hombro. Me quedo totalmente inmóvil durante un par de minutos.

Voltea y mira quién es me dicta la conciencia, pero no lo hago.

Escucho que da unos cuantos pasos y yo cierro los ojos temiendo que sea la cosa esa que estaba en mi habitación, que ahora que estoy aquí, comienzo a preguntarme si es real o fruto de mi imaginación.

—Abre los ojos.

Dice una voz y por inercia trato de retroceder, mas hay algo que me lo impide.

Abro los ojos y quedo atónita al no ver el abismo.

—Hola Nafghel, ¿por qué gritas?

No se que mirar primero, sí la habitación totalmente nívea donde me encuentro o al chico que se encuentra sentado frente a mi.

—¿Sorprendida?—no respondo—There's a feeling I get.

Se me salen las lágrimas de pensar en la siguiente frase de esa canción.

When I look to the west

Cuando miro hacia el oeste

And my spirit is crying for leaving

Y mi espíritu está llorando por irse.

No, no, no, no, no... Es en lo único que pienso en este momento.

MILUFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora