Capítulo 24

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—¡Estas condenado a deambular por la inmensa oscuridad! —grito antes de que se vaya.

Intento moverme, pero las cadenas no me lo permiten. La bestia esa me amarró en un pozo con agua helada, según él para que aprenda a respetarlo, pero ¿Cómo voy a respetar a un ser que me toco sin permiso?

—Sabes, yo no te toque sin permiso y si así fuera ¿Qué vas a hacer? Eres mía, tu cuerpo me pertenece.

—Mientes ¡Tú lo dijiste! Y que yo recuerde solo he estado con un hombre en mi vida, no con un animal. Y yo no te pertenezco.

Ríe y se acerca al borde del pozo.

—Palabras vagas. Quiero ver cómo me pides perdón cuando te des cuenta de la realidad.

—Dímela entonces. Ya estoy cansada de que todo el mundo me oculte las cosas ¿acaso no tengo la madurez suficiente para afrontar la realidad? Dime todo de una vez, ya nada importa. Si es de morir de depresión pues qué más da, solo quiero la verdad por favor.

Este lo piensa por unos segundos y añade—Cuando vuelva te cuento todo.

Y veo como se aleja caminando para después alzar vuelo. Sus alas son tan raras que me encantaría verlas de cerca, tocarlas...Volviendo a mi castigo, el agua está helada, pero saber que me contará lo que realmente sucede me reconforta.

Narra Dorian

Desde que deje de cuidar a Anne, me he dedicado a buscar al tercero. He intentado comunicarme con Naziffi, pero no acepta, al parecer es muy leal. En vista de eso, decidí venir a preguntarle a mi madre.

—¡Anna! —digo mientras cruzo el umbral.

—Vaya forma de hablarle a tu madre.

Si se comportará como una madre así mismo seria mi trato así ella.

La encuentro sentada en las escaleras vestida con su armadura.

—¿Cómo estas madre? —digo y me extiende su mano derecha para que besé su dorso, luego de hacerlo me siento junto a ella.

—Mejor que nunca y tú.

—Bien, no me puedo quejar. Hablando de lo que verdaderamente importa, ¿sabes algo del otro hijo de Lucifer?

—No sé nada de tu hermano, hace meses que le perdí el rastro. La última vez que supe de él, lo tenían encerrado en una cueva submarina—hace una pausa y toma aire—Ya me contaron la versión exacta de la predicción.

He estado esperando por mucho tiempo saber que verdaderamente les depara el futuro a los hijos de Lucifer—que nos depara—. Suelto el aire que retenían mis pulmones y me dirijo hacia Anna.

—La quiero saber—ella, agarra mi mano y la aprieta con fuerza.

—No te puedo contar todo hijo, pero te diré lo necesario ¿De acuerdo? —asiento—Entonces vamos a un lugar seguro.

Caminamos rápidamente hasta el sótano de la casa. Después de cerrar la puerta, dibujo una runa silenciadora sobre esta para que así nadie pueda escuchar lo que decimos.

—Siéntate y escucha, y por favor no me interrumpas.

—Está bien, puedes comenzar.

Me siento en el suelo y me preparo para escucharla cuan niño escucha mientras cuentan una historia de terror. Ella se acomoda en un sofá frente a mí, se sirve una copa de vino y me invita una la cual rechazo, ya que desde que me uní a la legión entré en castidad y no puedo disfrutar de ningún placer mundano.

MILUFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora